COVID y ensayos clínicos

Podemos asegurar, sin temor a equivocarnos, que nunca antes la medicina se había enfrentado a una emergencia semejante a la provocada por la pandemia covid-19, por las características de esta patología infecciosa, capaz de propagarse por el planeta en apenas unas semanas, ocasionando un caos sanitario, económico y social de consecuencias todavía incalculables. Ante tan implacable avance, se ha levantado un empeño científico colosal que trata de contener tan desastrosos efectos, para derrotarla en el plazo más corto posible. Los científicos más notables en el diagnóstico y el tratamiento de esta enfermedad trabajan sin descanso día y noche, contra el reloj, en la consecución de pruebas de detección, fármacos y vacunas eficaces, con la imprescindible ayuda de la inteligencia artificial más avanzada. Cuando escribimos estas líneas, se encuentran en marcha 58 ensayos clínicos y 67 estudios observacionales para probar la eficacia de diversos tratamientos y la efectividad de los medicamentos empleados en la práctica clínica habitual. España es el cuarto país en número de ensayos clínicos en marcha, detrás de China, Estados Unidos e Irán, y el primer país europeo por delante de Francia, Reino Unido y Alemania. Además de nuestros hospitales, 10 compañías farmacéuticas asociadas a Farmaindustria participan en ensayos clínicos ya aprobados o en desarrollo. Más concretamente, son 332 participaciones de centros españoles que incluyen alrededor de 28000 pacientes. Para tener una idea aproximada, a nivel mundial se están probando hoy en día unos 130 medicamentos de forma individual o en combinaciones terapéuticas. Sostienen los especialistas que cualquiera de los treinta fármacos más prometedores, así como alguna de las veinte vacunas que se encuentran en fase de investigación, logrará alcanzar tan ansiada meta. Las mayores esperanzas están puestas en medicamentos como el remdesivir, un antiviral desarrollado inicialmente para combatir el virus del Ébola, con varios estudios ya en fase 3, la combinación Lopinavir/ritonavir empleada en el tratamiento de la infección por VIH, la hidroxicloroquina/cloroquina, un clásico contra la malaria también útil en enfermedades autoinmunes, agentes inmunosupresores como Tocilizumab, Sarilumab, Siltuximab, Ruxolitinib y Baricitinib, la plitidepsina, capaz de bloquear la unión del coronavirus a las células, los anticuerpos monoclonales (con investigaciones en marcha en Israel, Holanda y Japón), producidos por ratones transgénicos y que han demostrado su capacidad de neutralizar el virus en estudios de laboratorio muy prometedores. Pero, hasta que consigamos el arma definitiva en esta guerra contra el SARS-Cov-2, la prevención continúa siendo nuestra mejor defensa.