Nutrición

Cuidados de la piel y nutrición del mayor

Almendras y semillas molidas, mejoran la densidad nutritiva de las cremas.
photo_camera Almendras y semillas molidas, mejoran la densidad nutritiva de las cremas.
¿Cómo debe ser la alimentación de una persona mayor con procesos de cicatrización?

La dieta y el estado de nutrición de una persona, favorece sin duda la evolución de los procesos de cicatrización. Una piel sana e hidratada no sólo está más protegida ante las agresiones sino que supone una mejora en la recuperación y curación de las heridas cuando ya están presentes.   

Las indicaciones dietéticas para el cuidado nutricional tienen dos objetivos clave, conservar un buen nivel de hidratación y asegurar un plan de alimentación saludable. Ambas líneas de atención son importantes hacia la recuperación. La ingesta adecuada de líquidos puede promoverse ofreciendo a las personas mayores, frecuentes y pequeñas tomas de agua. Esta tarea generalmente difícil por la ausencia de sed en esta edad, puede motivarse ofreciendo alternativamente agua, bebidas, zumos, caldos, gelatinas y alimentos como las frutas (sandías, melón, naranjas, etc.) con un alto contenido en agua. 

Un buen estado de hidratación favorece entre otras funciones, la entrega de nutrimentos reparadores a las células de las mucosas y tejidos dañados. Algunos de estos nutrientes, como las proteínas, resultan fundamentales por lo que es recomendable asegurar la ración diaria de alimentos como carnes, pescados, huevo, legumbres o lácteos en las comidas principales.  

En ocasiones esta pauta de la dieta requiere una supervisión mayor, especialmente en personas con heridas de cierto grado, como las úlceras por presión (UPP) que aumentan las necesidades de energía y nutrientes y cuyas limitaciones como la malnutrición, la inmovilización y las dificultades de deglución o masticación, comprometen bastante la alimentación oral. 

Se recomienda iniciar las acciones dietéticas planificando una alimentación tal que favorezca en todo momento, el acceso a los alimentos y disminuya lo máximo posible, las limitaciones a la hora de comer. De esta forma los esfuerzos deberán ponerse en presentar comidas y meriendas con densidad nutritiva, modificadas en textura que requieran poca o ninguna masticación y que a su vez, sumen ingredientes del agrado de los pacientes para animarlos a comer.  

Se completarán las preparaciones de proteínas de buena calidad, con pequeñas raciones de alimentos ricos en ácidos grasos esenciales, vitaminas, y minerales. Se puede considerar la utilización de suplementos cuando las heridas exijan un aumento de los requerimientos de vitaminas y minerales y no sea posible aumentar el consumo de alimentos y bebidas. Para las personas con diabetes, controlar los valores glicémicos es una de las mejores acciones de prevención y cicatrización. Apóyese en su médico y su nutricionista para desarrollar un plan individualizado de alimentación ajustado a las necesidades específicas.

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