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Dieta para helicobácter pylori

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photo_camera La dieta blanda recomendada incluye preparaciones de frutas cocidas, asadas o en compota.

Helicobácter pylori es una bacteria resistente a los ácidos del estómago. La infección causada por esta bacteria es responsable de la mayoría de las afectaciones inflamatorias gástricas que deterioran membranas y glándulas. Las alteraciones de carácter inflamatorio (gastritis atrófica, úlcera péptica, entre otras) avanzan en un escenario de aclorhidria (baja producción de jugos gástricos) y pérdida del factor intrínseco que dificulta la absorción de nutrientes como hierro, vitamina B12 y calcio principalmente. 

En general, la prevalencia de Helicobácter pylori se asocia al ámbito geográfico y socioeconómico y su transmisión se atribuye a la ingesta de agua y/o alimentos contaminados. 

Durante varias décadas los factores dietéticos han ganado valor como componente importante en la mejora de los síntomas de la dispepsia, la gastritis y la enfermedad ulcerosa péptica. 

En general, una dieta de alta calidad sin carencias de nutrientes es clave para proteger y promover la mejora y recuperación de la mucosa gástrica. Es aconsejable un plan dietético personalizado del paciente que recibe tratamiento médico esencial, y aportar una dieta blanda, de fácil digestión, evitando lo máximo posible, alimentos que causan irritación y agravan los síntomas. 

Algunas indicaciones importantes del enfoque dietético: 

1. Organizar raciones pequeñas y frecuentes de tomas de alimento. 

2. Evitar alimentos irritantes. El consumo de alcohol puede producir al menos un daño de la mucosa superficial y empeorar la enfermedad existente o interferir con el tratamiento de la úlcera péptica. El café, la cafeína y el picante estimulan la secreción de ácido y aumentan el malestar.

3. Uso de especias con moderación. La ingestión de ciertas especias aumentan la secreción de ácido y producen inflamación del revestimiento mucoso, y alteración de la permeabilidad o motilidad gastrointestinales. Las especias más dañinas en este sentido incluyen las pimientas de chile, cayena y negra. 

4. Incorporar alimentos probióticos (yogures, kéfir, etc). Varias especies de probióticos pueden ayudar a disminuir los efectos secundarios relacionados con la erradicación, como la diarrea, las náuseas, la dispepsia y la disgeusia.

5. Evitar alimentos y preparaciones culinarias grasas como frituras, rebozados, gratinados, lácteos enteros, carnes y pescados grasos, embutidos, chocolate, entre otros. 

6. Alimentos ricos en hierro y vitamina B12. Los estados de baja gástrica pueden influir sobre la absorción de hierro, calcio y otros nutrientes porque el ácido gástrico mejora su biodisponibilidad. Es recomendable planificar menús con carnes y pescados blancos y clara de huevo (según la tolerancia se incorpora progresivamente la yema). Elaborar recetas y preparaciones con poca grasa, como por ejemplo escaldado, horneado, cocido, tortilla francesa, etc.  

7. Se recomienda añadir a la dieta raciones moderadas de legumbres muy cocidas y en puré, con una frecuencia semanal de 1 a 2 veces.

8. Seleccionar cereales refinados como pastas, arroz, pan blanco. Incluir verduras y hortalizas cocidas, en caldos o en puré, evitando vegetales flatulentos como repollo, coliflor, brócoli, escarola.

9. Incluir de forma individualizada los “alimentos ácidos”, basándose en la tolerancia, efecto y sintomatología de cada persona. La mayoría de los alimentos son menos ácidos que el pH gástrico normal, no es probable que los zumos de frutas provoquen úlceras pépticas o interfieran con la cicatrización de forma considerable. 

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