Ciertos patrones dietéticos pueden afectar no solo el estado de alerta durante el día, sino también el sueño nocturno
Centrando la investigación en los efectos a corto plazo de los patrones de comidas mixtas, como las dietas altas y bajas en azúcares y las dietas más bajas en grasas.
Los resultados de algunos estudios destacaron que existe un efecto potencial de la ingesta de macronutrientes sobre las variables del sueño, en particular las alteraciones en el sueño de ondas lentas (fase de sueño profundo) y el sueño REM (fase de sueño con movimientos oculares rápidos). Los patrones dietéticos que favorecen una alta ingesta de hidratos de carbono están asociados con una reducción de sueño profundo y restaurador y con un aumento de sueño REM, mientras que la ingesta alta de grasas promueve una fase REM más baja y un sueño profundo más alto. Estas 2 etapas del sueño ocurren con mayor duración a medida que avanza la noche. El sueño de ondas lentas es un sueño profundo y tiene una función restauradora. Este trabajo ha demostrado que estas etapas del sueño se asocian inversamente con la ingesta de grasas y carbohidratos.
También encontraron hallazgos interesantes en relación a la ingesta de alimentos específicos como la leche, el pescado graso, el zumo de cereza y los kiwis, que muestran efectos reductores de insomnio y promueven el sueño al ser consumidos en un momento puntual, aunque los estudios han sido demasiado diversos, breves y pequeños para llegar a conclusiones firmes. Esta revisión encuentra finalmente que algunos patrones dietéticos y alimentos se muestran prometedores como moduladores del sueño y puede ser importante educar a los pacientes sobre el papel del sueño en la ingesta dietética y la salud, pero también iniciar debates sobre cómo se podría modificar la dieta para mejorar la calidad del sueño.
Ref: Marie-Pierre St-Onge y col. Efectos de la dieta en la calidad del sueño. Adv Nutr. 2016 Sep; 7(5): 938–949.