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Etiquetado nutricional

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Indicaciones para interpretar las etiquetas y poder decidir qué se quiere comprar y qué se está comprando

Hoy en día tenemos disponibles una amplia variedad de productos en las tiendas y supermercados y puede resultar complejo saber identificar opciones adecuadas y cuáles lo son menos.

Os queremos dar unas indicaciones para que podáis disponer de herramientas y conocimiento para así saber interpretar las etiquetas y poder decidir qué queréis comprar y qué estáis comprando, al margen de ser más o menos saludable porque el problema es que la industria nos puede vender productos pudiendo parecer saludables cuando no lo son realmente.

El primer paso clave para leer una etiqueta es ir a la lista de ingredientes y saber que dichos ingredientes se presentan por orden de mayor a menor en cuánto a su proporción en el producto, es decir, el primer ingrediente es del que mayor volumen hay y el último del que menos.

Con esto ya podemos hacer una interpretación inicial interesante y sacar conclusiones como, por ejemplo, ¿por qué compro pan de centeno y su primer ingrediente es harina de trigo?, ¿por qué es chocolate negro y el primer ingrediente es azúcar?, ¿por qué la pechuga de pavo solo lleva 60% de pavo?, ¿qué es lo demás…?

En el caso del azúcar procuraremos comprar productos que no la contengan en su lista y por eso es importante saber que el “azúcar” tiene muchos nombres que debemos conocer para así identificarla: fructosa, jarabe de, zumo concentrado de, maltodextrina, sacarosa, polialcohol, sirope de… En caso de llevar azúcar añadida (diferente al azúcar que aparece en el cuadro de información nutricional porque algún ingrediente del producto contiene de manera natural azúcares: fruta, lácteos…) es recomendable que no supere los 5-6g de azúcar por cada 100g de producto.

En el caso de la sal, evitar que la lleve pero si está presente, que sea al final de la lista y comparando marcas del mismo producto porque puede haber bastantes diferencias. Como dato concreto, que lo podéis valorar en la tabla de información nutricional, es recomendable comprar productos con un contenido en sal no superior a 1,2g de sal por cada 100g de producto. Para quienes necesiten consumir poca sal, esta se considera por debajo de 0,3g de sal por cada 100 g de producto.

Para productos elaborados con cereales o derivados, nos fijaremos que sean integrales y esto lo podemos saber al mirar en la lista y que especifiquen los términos “integral”, “de grano entero”…

En el caso de las grasas, aquí también hay que fijarse, los aceites de calidad se especifican, si es de oliva, poniendo “virgen” o “virgen extra”, si es de girasol, poniendo “alto oleico” y de otro tipo debería poner “virgen”, “primera presión en frío”.

Cuando se empieza a prestar atención a estos detalles puede parecer que la compra va a convertirse en una actividad de larga duración, pero os queremos decir que será al principio y que se puede planear y disfrutar, y una vez que ya tienes más o menos claros qué productos están mejor que otros en función de tus hábitos de compra, ya sabrás qué elegir sin tener que pararte tanto. Os proponemos ser detectives de las etiquetas a partir de ahora, podéis comenzar con las que tenéis en casa y sacar interesantes conclusiones. 

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