La dieta blanda

La idea de llevar este tipo de dieta atiende a una evolución o progresión hacia una dieta menos restrictiva, en la que se van añadiendo alimentos hasta llegar a una ingesta normal de alimentos.

En los menús que pasan por mis manos en el ámbito escolar, a mayores del menú genérico y saludable (pasito a pasito se está consiguiendo una adaptación progresiva a tal fin )y los menús para alérgicos o intolerantes al gluten, lactosa y pescados/mariscos (no tengo el conocimiento de alergias o intolerancias al huevo o frutos secos), tenemos eventualmente una pequeña incidencia en niños con necesidades de dieta blanda.

Para tal necesidad, dispongo de un menú semanal creado por una nutricionista colegiada especialista en nutrición infantil. Mi asombro al verlo por primera vez fue grande pues no me esperaba que un menú de dieta blanda pudiera existir una crema de hortalizas.

Es la dieta terapéutica por excelencia. Se podría llamar también dieta de protección gástrica y no podemos confundirla con una dieta de fácil masticación la cual se llama también dieta blanda odontológica.

Para simplificar la definición podemos decir que es una dieta de fácil digestión y la textura o dureza de los alimentos no tiene nada que ver con los alimentos que la conforman. La pauta para seguir una dieta blanda suele usarse cuando tenemos que darle un descanso al sistema digestivo para ponérselo más hacedero a nuestro organismo, alimentándolo con viandas ligeras y fáciles de asimilar.

Cabe decir que podemos encuadrarla en cuadros clínicos como una recuperación de alguna afección digestiva leve o brote de alguna crónica o por una simple cuestión de transición por un postoperatorio.

La idea de llevar este tipo de dieta atiende a una evolución o progresión hacia una dieta menos restrictiva, en la que se van añadiendo alimentos hasta llegar a una ingesta normal de alimentos.

¿Qué podemos?

Partiendo de la base de que una dieta blanda es baja en grasas y fibras, podemos orientaros sobre qué tipo de alimentos podemos incluir.

  • Huevos: en una primera fase de la dieta debemos ingerir preferiblemente la clara (cocida o en forma de crepe/tortilla), incluyendo en fases más suaves la yema, la cual tiene un gran contenido graso para el principio.
  • Hortalizas y verduras: cocidas o en puré, optando en un principio de los caldos de las mismas para la absorción de nutrientes y facilidad digestiva. Con las más fibrosas, obraremos por pelar o por triturar y colar para descartar la mayor parte de la fibra. Evitaremos vegetales en crudo y las de la familia de las crucíferas (brécol, coles, coliflor...)
  • Cereales y tubérculos: se evitarán cereales integrales y se buscará la opción refinada y blanca de las pastas, los panes, arroces y en los tubérculos la cocción en agua o al vapor.
  • Carnes y pescados: Carnes blancas (pollo, pavo...) y pescados blancos con cocciones suaves en agua, vapor o plancha. Descartaremos carnes rojas, embutidos, pescados azules y mariscos.
  • Frutas: siempre en compota o cocida, a excepción de plátanos (maduros).
  • Lácteos: en un primer momento se evitarán pero se podrán ir incluyendo los yogures naturales y quesos frescos a la leche. No son una buena opción los quesos curados, natillas o helados industriales y obscenamente azucarados.
  • Legumbres: en pequeñas cantidades en purés son una opción, siempre que eliminemos la piel. La soja en forma de yogur o de cuajo (como el tofu), son una digna opción.

Para terminar, se evitarán frituras, dulces o chocolate, salsas industriales, picantes, vinagres (y en consecuencia los encurtidos),el café, el alcohol, zumos ácidos, refrescos y tés.


IDEAS DE DIETA BLANDA

  • Caldo de verduras con pollo y fideos y una compota de manzana sin piel
  • Crema de calabacín (sin piel), merluza y patata al vapor con plátano maduro de postre.
  • Coditos con pavo a la plancha y salsa de calabaza y yogur natural de postre...

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