Legumbres en conserva

Consumir legumbres es uno de los pilares de la dieta saludable. Aportan mucha fibra, tienen un bajo índice glucémico, aportan proteínas y son muy versátiles, brindando una gran variedad de recetas. Son además, una opción alimentaria económica y sostenible. Las legumbres tienen la capacidad (cuando se consumen en un patrón alimentario saludable), de contribuir en la prevención de ciertas enfermedades crónicas por su importante contenido en fibra. Combinadas con verduras o carnes magras ofrecen alternativas nutritivas para el menú. A pesar de sus múltiples ventajas en la gastronomía y en la salud, su uso se ve limitado muchas veces por el mayor tiempo (en comparación con otros alimentos) que necesita su preparación, siendo éste el principal obstáculo para gran parte de los consumidores. En este sentido, los formatos en conserva, facilitan bastante su consumo permitiendo organizar comidas y cenas con ellas cuando no hay espacio disponible para su preparación convencional. En muchas ocasiones, se descarta la elección de recetas con legumbre (como ensaladas, cremas, caldos) por no contar con el tiempo de remojo y de cocción necesarios. Se renuncia a su consumo por otro plato que podría no ser tan nutritivo. Aquí es donde entran en juego las latas de legumbres en conserva, ya precocinadas, y listas para consumir. Por ejemplo, con un bote de garbanzos en conserva podemos preparar un rico humus, o una ensalada templada con patatas y pescado. Con unos guisantes un rico salteado como guarnición. Con unas lentejas, podemos preparar una ensalada fría acompañada de pimiento rojo, cebolla, y aguacate. Para emplear este tipo de latas o botes de conserva, solo tenemos que lavar bien las legumbres para eliminar los restos del líquido que las acompaña y reducir así el aporte de sal del plato. Después las podemos añadir a preparaciones en caliente o en frío con los ingredientes que más gusten. Consejos útiles para elegir legumbres en conserva Elegir conservas con menor contenido en azúcar o sal añadida. Evitar aquellas conservas que tengan como primeros ingredientes sal ó azúcar. El listado de ingredientes se ordena en función de la proporción del ingrediente en el producto final. Elegir preferentemente las opciones al natural. Buscar las latas que conserven bien su forma, es decir, que no estén abombadas, oxidadas ni abolladas, pues esto puede poner en peligro la salubridad del alimento que está en el interior Fijarse en la fecha de caducidad. Pros y contras de las conservas en lata y cristal El cristal es un envase más inerte al contacto con los alimentos que los enlatados. En las conservas en cristal hay un menor riesgo de oxidación (sólo es posible en el contacto con la tapa), de desgaste y de alteración del sabor, entre otros. En las conservas de vidrio puede darse un correcto uso a cada envase varias veces a lo largo de su vida (es reutilizable), aunque requiere mucho más cuidado, pues es un material más frágil que el latón y tiende a romperse con mayor facilidad. La lata proporciona al alimento una protección total, resisten golpes, son ligeras y ofrecen mayor comodidad de almacenaje y exposición, no necesitan guardarse lejos de la luz para evitar la oxidación de las vitaminas, como si ocurre, en las conservas en cristal, si se exponen a la luz. Las conservas en botes de cristal, permiten observar el contenido sin abrir el producto. Una vez abiertos, admiten mayor tiempo de conservación, guardado en el frigorífico. Envíe sus dudas a: tunutricionista@marisolopez.es