El médico en casa

¡Más madera!

En una esperpéntica escena de “Los hermanos Marx en el Oeste” (Edward Buzzell, 1940), Groucho, Chico y Harpo deciden desmontar a hachazos el tren que les transporta a toda velocidad para tratar de dar caza a una pareja de rufianes. Toda la madera va a parar a la caldera de la locomotora, cajas, cajones y partes de los vagones, mientras Groucho pide a gritos: ¡traed madera! Desde entonces, la cultura popular ha entremezclado dos míticas frases de dos películas diferentes de los hermanos Marx para construir el dicho: ¡más madera!, ¡es la guerra!

La otra película en cuestión es “Sopa de ganso” (Leo McCarey, 1933). Esta pequeña introducción cinéfila nos va a permitir centrar el tema médico -futbolístico de hoy, a propósito de un nuevo pequeño esperpento nacional: la vacunación contra el covid-19 de los jugadores seleccionados por el polémico Luis Enrique para disputar la aplazada Eurocopa 2020. Desatada la controversia, con encendidas diatribas a favor y en contra, en un país donde cualquier circunstancia se aprovecha para montar un cisco fratricida, los futbolistas han sido inmunizados, tarde, mal y a rastras, demostrando un vez más la falta de previsión en las cuestiones relacionadas con esta pandemia y sus vacunas. 

Los expertos nos han avisado que la inmunidad desarrollada por cualquiera de estas vacunas no es inmediata, sino que necesitan un período para que el organismo produzca sus defensas, por lo general 2 o 3 semanas. En este aspecto, no se entiende muy bien qué efecto se pretende conseguir con una vacunación administrada apenas 72 horas antes del primer partido de España en el campeonato. Por otra parte, y aunque también se han dado casos en otras selecciones, como en la de nuestro rival Suecia, resulta difícil comprender cómo pueden darse casos positivos entre los futbolistas concentrados, supuestamente agrupados y aislados en un grupo donde las medidas para evitar los contagios deberían ser mucho más escrupulosas. 

Se han alzado voces reclamando que dicha vacunación debería haberse administrado por lo menos hace dos meses. Parece ser que tanto el Comité Olímpico Español (COE), como la Real Federación de Fútbol, solicitaron al Gobierno en el mes de abril la vacunación contra el covid-19 para los integrantes de sus selecciones deportivas. También parece ser que la insistencia del presidente del COE dio antes sus frutos, ratificados en una rueda de prensa entre él mismo, las ministras de Sanidad y Defensa, y el ministro de Cultura y Deportes. 

Entonces, ¿por qué no se hizo lo mismo con los futbolistas de la selección? Está claro que estos deportistas todavía no estaban incluidos en los grupos de vacunación, y que su inmunización pasa por delante de la de una parte numerosa de nuestra ciudadanía. En el caso de los futbolistas, ¿el fin justifica los medios? ¿Se ha actuado correctamente? Parece ser que no, ni desde el punto de vista científico ni desde el organizativo. Más madera para la hoguera.

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