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La nutrición en la depresión de los mayores

El vínculo descubierto entre el microbioma intestinal humano y el cerebro parecen dar lugar a trastornos psiquiátricos, incluido el depresivo

Uno de los problemas más graves del envejecimiento de la población es la depresión. De hecho, la depresión junto con la demencia es el trastorno más frecuente en este grupo de edad, afectando entre el 5% y el 7% de la población mundial.

En las personas mayores, a menudo los síntomas depresivos pasan inadvertidos y no se tratan porque coinciden con otras enfermedades.

El tratamiento para el trastorno depresivo incluye estrategias (farmacológicas y no farmacológicas).  Uno de los enfoques no farmacológicos estudiados, es la nutrición como parte de un estilo de vida saludable. La investigación muestra que una dieta adecuada y un estilo de vida saludable deben verse como un posible objetivo en la prevención de la depresión. La presente revisión sistemática investigó la evidencia de si una nutrición adecuada ejerce un impacto positivo en la prevención o disminución de los síntomas depresivos en las personas mayores. Asimismo, analizó las posibles conexiones entre la nutrición, el microbioma y las moléculas de serotonina. Ciertos tipos de bacterias o sus productos pueden estar asociados con la depresión y la reducción de la calidad de vida. El microbioma intestinal participa en el buen funcionamiento del intestino, forma parte del sistema inmunológico y produce sustancias neuroactivas. Si se interrumpe el microbioma intestinal, pueden ocurrir alteraciones del Sistema Nervioso Central.

Los hallazgos de esta revisión revelaron que existe una asociación entre la ingesta de nutrientes y los síntomas depresivos entre las personas mayores. Una ingesta adecuada de nutrientes puede tener un efecto positivo en la prevención/reducción de los síntomas depresivos en la población que envejece. Esta conexión deriva de un canal de comunicación entre el intestino y el cerebro, mediado por neurotransmisores. La serotonina o su precursor triptófano parece ser una molécula importante.

En la población geriátrica, la depresión y la desnutrición van de la mano y parecen tener interrelación. La depresión conduce a cambios en el apetito. Este a menudo se reduce y la población de mayor edad sufre de desnutrición, lo que aumenta la depresión, la irritabilidad y el estrés. Los suplementos dietéticos con vitaminas, no parecen mejorar la depresión en los mayores. Parece mucho más probable que una evaluación integral de un plan nutricional y el establecimiento de una dieta adecuada ya a una edad madura más temprana podría ser el camino preventivo correcto. Esto también se aplica al caso de pacientes mayores desnutridos, donde se necesita un plan de dieta intensificado elaborado y supervisado por un especialista.

 

Ref: Klimova y col. El impacto de la nutrición y el microbioma intestinal en la depresión de los ancianos: una revisión sistemática. Nutrientes 7 de marzo de 2020; 12 (3): 710..

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