El yogur abarca numerosas bondades nutricionales. Este producto lácteo obtenido por un proceso de fermentación en el que intervienen microorganismos vivos de las cepas Lactobacillus y Streptococcus principalmente, es rico en proteínas de alta calidad, en vitaminas y en minerales como el calcio y el magnesio.
El yogur es una fuente importante de nutrientes con una composición media de 4 gramos de proteínas, 5 gramos de grasas, 4 gramos de hidratos de carbono y con un aporte energético entre 70 y 90 kcal por 100 gramos.
La gran disponibilidad en el mercado comercial de diferentes formatos, presentaciones y sabores de yogures (natural, bajo en grasa, con frutas, azucarado, edulcorado, griego, entre otros) conduce a un rango amplio de la composición nutricional del yogur tradicional, especialmente en los valores de grasas y azúcares. Su aporte en hidratos de carbono, obedece principalmente al contenido en lactosa, junto con los azúcares que hayan sido adicionados en el proceso de elaboración. La lactosa, también llamada azúcar de la leche, se transforma durante la fermentación en ácido láctico, otorgando al yogur su textura y acidez característica.
Este alimento continúa atrayendo mucho la atención de los investigadores. La lista de los beneficios que su consumo comporta para la salud es cada vez más extensa. En general, las personas que toman yogur regularmente en su alimentación reportan una mayor ingesta diaria de varios nutrientes clave, como carbohidratos, fibra, riboflavina, vitamina C, ácido fólico, vitamina D, potasio, hierro, magnesio y calcio en comparación con las personas que no lo comen. Gran parte de los estudios señalan además, una calidad de la dieta superior en consumidores de yogur.
Su fácil digestión y condición probiótica es otro de sus resaltados beneficios para la salud, pues ayuda en el control de las molestias digestivas causadas por las terapias con antibióticos, restableciendo la flora bacteriana y protegiendo de las infecciones. Se sustenta igualmente, un papel protector frente algunas enfermedades, por ejemplo al suprimir la producción de sustancias cancerígenas por bacterias del intestino.
Los hombres y mujeres hipertensos que consumen 2 o más raciones por semana de yogur (en el contexto de una dieta saludable) tienen un menor riesgo de desarrollar Enfermedad Cardiovascular. Por otra parte, una adecuada combinación de probióticos y prebióticos en la dieta (yogur con frutas) puede mejorar las alteraciones metabólicas frecuentes en la obesidad, como la resistencia a la insulina, la dislipidemia y la aterosclerosis, entre otras.
El uso local de alimentos prebióticos, combinado con el uso de productos fermentados, incluido el yogur, puede mejorar el equilibrio correcto de los microorganismos en el intestino, lo que puede disminuir la mayoría de las anomalías metabólicas observadas durante el desarrollo de la obesidad.
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