Galardonada como mejor profesora de Primaria en España

Alicia Tojeiro: "A pesar de los cambios educativos, el docente es el que hace escuela"

Alicia Tojeiro con uno de sus libros "Solo tú puedes cambiar el mundo".
photo_camera Alicia Tojeiro con uno de sus libros "Solo tú puedes cambiar el mundo".
La dedicación de esta gallega a lo largo de sus 21 años de docencia ha dado sus frutos, ya que acaba de ser reconocida como la mejor profesora de España en 2020

“La escuela del corazón”, una escuela que escuche a los alumnos, basada en el respeto mutuo y en un tipo de enseñanza diferente, divertida, creativa y que permita a los niños sentir y emocionarse. Esta es la fórmula con la que Alicia Tojeiro, profesora de Primaria en el colegio Isidro Parga Pondal de Oleiros (A Coruña), pretende cambiar el mundo de la enseñanza y, de momento, va por buen camino. La dedicación de esta gallega, que no ha perdido su entusiasmo a lo largo de sus 21 años de docencia, ha dado sus frutos, ya que acaba de ser reconocida como la mejor profesora de España en 2020. Un premio muy merecido para una docente que dio lo mejor de ella misma en, quizás, el año más difícil para la enseñanza, pero que consiguió superar gracias a esa motivación y energía que transmite cada día a sus alumnos, aunque sea a través de una pantalla.

¿Qué ha significado para ti ganar este premio?

Me siento una afortunada. Para mí es un reconocimiento a muchos años de trabajo y de búsqueda para crear una escuela que yo llamo “la escuela del corazón”, un tipo de enseñanza diferente, centrada en escuchar a los alumnos y en darles valores como el respeto, la solidaridad, la empatía o el trabajo en equipo. Cuando me refiero a mis alumnos me incluyo, ya que somos “un súper equipo”. Ellos aprenden pero yo también, y fue gracias a ellos que he ganado este premio, ya que fueron las familias las que me propusieron a la nominación.

¿Cómo es la filosofía de enseñanza de la mejor profesora de primaria?

Mi objetivo es permitir que haya desarrollo de talentos, creatividad, inclusión y lo hago a través del juego, de la magia y del humor. Con la magia me refiero a generar suspense, a que haya sorpresa en las actividades. Por ejemplo, a la hora de explicar algo hago preguntas y no les digo toda la respuesta hasta el día siguiente, para que se vayan para casa pensando en ella y así aumentar la sorpresa. Siempre he intentando que haya cosas nuevas, romper con la rutina. 

¿Cómo ha sido trabajar durante el confinamiento?

Horrible. La pandemia llegó para hacernos pensar y con ella nos dimos cuenta que la tecnología es fundamental en las aulas, de esta forma, también comprobamos las carencias que tenemos a nivel tecnológico, tanto en el ámbito de la formación como en el de la dotación de equipos. No todas las familias tienen acceso a internet, ni disponen de un ordenador, por lo que fueron condiciones difíciles a las que tuvimos que adaptarnos. No obstante, la tecnología sola no sirve para hacer escuela, sino que hace falta el contacto. El hecho de no poder hablar o debatir juntos fue muy desmotivante. Como profesora perdí la inspiración porque para mí, ellos son mi inspiración, si los veo a través de una pantalla, una hora, me falta el sentido, porque no puedo darme cuenta de sus problemas, lo que me impide ayudarles. Yo tengo un eslogan que es “aprender haciendo, sintiendo y compartiendo” y fue algo muy difícil en esos tiempos.

¿Remarcarías algún aspecto positivo de esa época?

Todo en la vida tiene una parte buena y una parte mala. En mi caso, la buena fue darme cuenta de lo mucho que me gustaba mi profesión. Siempre quise ser maestra pero en esa época lo supe más que nunca. Era muy triste no poder estar con mis alumnos y ellos también se dieron cuenta de lo importante que es la escuela. Así, en septiembre, hicimos una canción para ese reencuentro tan esperado. Usamos el humor y la música para demostrar lo necesario que era volver a estar juntos.

¿Qué consejo le darías a los futuros maestros?

Que nunca se olviden de dos cosas. La primera, de la importancia de ser docente, porque trabajamos con personas que se están formando, construyendo y de nosotros depende que consigan hacerlo de la mejor manera posible. La segunda, que nunca pierdan la ilusión por aprender, por ir ilusionada al cole, porque si ni tú misma vas motivada, ¿cómo vas a transmitir esa ilusión a tus alumnos?. Tu eres el primero que tienes que ponerle ganas y luego, ellos se contagian.

¿Qué cambiarías de los métodos de enseñanza actual?

Eliminaría el concepto de asignatura como la conocemos para poder permitir una globalización de los contenidos. Si tenemos que dar matemáticas dos horas seguidas porque estamos aprendiendo algo que necesita de ese tiempo, pues darlas sin estar supeditados a un horario tan estricto. En segundo lugar, me gustaría que los alumnos no estuvieran catalogados por edades, sino que se pudieran mezclar las clases. Puede haber niños de una edad que quieren aprender más y otros de la misma que necesitan ir más lentos, por lo que yo impulsaría la creación de grupos según los intereses y necesidades de cada uno, a través de una enseñanza más práctica. 

¿Qué opinas sobre la nueva ley de educación, la Ley Celáa?

A lo largo de mi experiencia he llegado a una conclusión muy clara. Da igual las veces que cambien las leyes educativas, mientras no cambie el docente, no cambia nada. El docente es el que hace la escuela, por lo que debemos centrarnos en su figura. En este sentido, es importante que, a nivel Estado, la educación se le de un enfoque positivo, es decir, que a los docentes se les de visibilidad por el trabajo que hacen. Por este motivo, el premio concedido es tan importante, porque reconoce la importancia de la educación, algo que me anima a seguir dando cada día lo mejor de mí. 

Creatividad y amor durante “el encierro"

La profesora Tojeiro reconoce haber buscado todos los medios posibles para poder mantener el contacto con sus alumnos a diario durante el confinamiento. "A través de whatsapp, sin horario, hablaba con ellos con el fin de transmitirles que estaba ahí, que todos estábamos en el mismo barco", explica Alicia que, durante esa época, se le hacía muy frío corregir los deberes, "por lo que les mandaba imágenes con mi cara y frases motivadoras como: 'muy bien hecho, estoy orgullosa de ti'. Mi prioridad era transmitirles calma, por dos meses que perdiésemos no pasaba nada, lo importante era estar bien". Además, la maestra también creó un proyecto llamado “El jarabe de la risa”, un juego en el que usaban la imaginación con el fin de hacer reír a los demás. 

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