Brutalidad y palizas virales, el auge de la violencia juvenil

 Varias personas observaban el lugar donde fue asesinado Samuel, en A Coruña.
photo_camera Varias personas observaban el lugar donde fue asesinado Samuel, en A Coruña.

Los casos de Samuel o Isaac evidencian la lacra de una juventud que banaliza las agresiones

En un mes, dos jóvenes, Samuel e Isaac, murieron y otro, Alexander, resultó gravemente herido en tres sucesos ocurridos en diferentes ciudades pero con un denominador común: fueron agredidos por grupos de jóvenes. ¿Repunta la violencia juvenil? ¿Hay delito de odio detrás de estos casos? ¿Ha influido el confinamiento? Varios expertos consultados afirman que no aprecian un incremento notable de acciones violentas, pero sí más brutalidad y una mayor repercusión mediática porque, como ocurrió en las últimas más graves, alguien las grabó y las imágenes se reprodujeron hasta la saciedad.

Tampoco las fuerzas de seguridad constataron un repunte de este tipo de palizas, aunque fuentes policiales reconocen que las ocurridas en A Coruña, donde murió Samuel; en Madrid, que acabó con la vida de Isaac; o en Amorebieta, que dejó muy grave a Alexander, fueron especialmente brutales. “No es que ocurran ahora más. La diferencia es que ahora se graban y se difunden”, señala uno de los policías, quien insiste en que en la mayoría de los casos no hay detrás un delito de odio ni una motivación ideológica.

Porque muchas veces eligen a la víctima al azar, sin conocerla. Según resalta el agente, el perfil de estos agresores es el de jóvenes para quienes la violencia es su forma de divertirse. Los partes policiales, indica otro agente, no reflejan un aumento en el número de este tipo de sucesos. “No se ha corroborado que actualmente haya un incremento de estas peleas”, coincide un tercer policía, que ve mas preocupante la actividad de las bandas latinas y el uso que hacen de armas blancas, como machetes.

RESPONSABILIDAD DILUIDA

Mientras, el psicólogo forense y ex defensor del menor Javier Urra dice estar “muy preocupado” por las últimos casos de violencia juvenil en España. Explica que son “sintomáticos” de una falta de “conciencia moral” por parte de un pequeño sector de la juventud, que actúa en grupo a causa de la impunidad que les confiere la denominada “responsabilidad diluida”. Urra se pregunta si los familiares de estos jóvenes se podían imaginar que ejercieran tal violencia extrema y “sin límites”. Unas agresiones “banalizadas”, como así lo demuestra la intención de grabarlas para que sean “imitadas y aplaudidas”.

En su opinión, los delitos de odio están detrás solo de algunos casos por la “falta de respeto al distinto”. Sin embargo, apunta a la ausencia de “autodominio”, a la “insensibilidad” y a la ingesta de inhibidores -alcohol y drogas- como factores determinantes a la hora de cometer todo tipo de agresiones. A título personal, pide a los medios de comunicación que cuenten a la población las consecuencias penales que sufren los atacantes para así “concienciar” a otros y frenar la espiral de violencia. 

El confinamiento y redes sociales, los factores clave

Joan Caballero es especialista en grupos urbanos violentos y trabaja como analista del Centro de Estudios e Iniciativas sobre Discriminación y Violencia. No duda en asegurar que el “blanqueamiento” de ciertos discursos de odio de la extrema derecha causó un notable impacto en el “repunte” de este tipo de delitos. Sin embargo, remarca que el debate no está ahí. Dice que el modus operandi de los grupos agresores refleja una “preocupante impunidad” de las autoridades. Asegura que colectivos como “Los hermanos Koala” de Amorebieta están organizados y son imitadores de la disciplina de bandas latinas como los Latin Kings. 

Para Caballero, la relajación de las restricciones por la pandemia es un factor a tener en cuenta. Explica que los jóvenes “han petado psicológicamente” y han vuelto a acudir a zonas sin vigilancia como los parques en los que hacen botellón. Allí, señala, una simple mirada les basta para cometer una agresión.

Por su parte, el presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, pone el foco en las conductas de odio enmarcadas en las redes sociales. “Hay bastante impunidad”, subraya. En concreto, dice que existen discursos que estigmatizan y generan rechazo al diferente.

Sobre la tipología de las agresiones de las últimas semanas señala que existe “matonismo juvenil” y “matonismo juvenil con odio”. Califica a estos grupos como “jaurías” que, tras el fin del estado de alarma, hicieron resurgir la violencia urbana. “No hay repunte”, afirma, pero sí una mayor “sensibilidad mediática” provocada por la divulgación de las grabaciones que muestran las agresiones, al mismo tiempo que lamenta la falta de “políticas preventivas” . 

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