SOCIEDAD

Charles Manson super rock star

char
photo_camera Charles Manson en una imagen de archivo.

Comenzaba la semana con la noticia, no menos impactante por esperada, de la muerte en prisión del hombre que aterrorizó a América a finales de los 60, Charles Manson.

El inspirador e instigador –que no autor material- de unos crímenes que conmocionaron al mundo por lo sangriento y lo cruel de su ejecución, que supuso un auténtico e irracional ejercicio de sadismo propio de unos enfermos mentales y por el simbolismo que encerró la fecha y el lugar en el que se cometieron. Las masacres de la casa de Sharon Tate y del matrimonio LaBianca en agosto de 1969 marcaron el final de aquella dorada época de la California dulce, libre y abierta de los 60, la de los hippies pacíficos que preconizaban el amor libre, el rechazo a cualquier forma de violencia y por consiguiente, su frontal oposición a la guerra de Vietnam, que entró brutalmente en los 70 con toda su gente asustada, desconfiada, guardando sus casas con perros agresivos y con una escopeta en el coche, como hizo por ejemplo uno de los actores más cotizados del Hollywood de finales de los 60, Steve McQueen. 

Acerca del impacto sociológico, mediático e incluso político de aquellos sucesos no entraré, pues es materia de los especialistas en psicología social, quienes por cierto, todavía se asombran ante el hecho de que Charles Manson se haya convertido en un verdadero icono de la cultura de masas en los USA, se vendan cada año millones de camisetas con su rostro y tenga más de dos millones de seguidores en facebook. Lo que aquí interesa, en gran parte porque tiene que ver en cierta medida con los motivos por los cuales La Familia, la secta-comuna que Chales Manson creó en 1967 llegó a cometer esas atrocidades, es el efecto que produjo la frustración que Manson sintió al ver truncadas sus posibilidades de llegar a editar un disco y empezar una carrera como cantante de rock en esa enloquecida deriva criminal. 

Pasión por la música

En 1968, dos chicas de La Familia conocieron haciendo auto-stop a Dennis Wilson, batería de los Beach Boys, a través del cual Manson, que había aprendido a tocar la guitarra durante su estancia en las prisiones de McNeil y Terminal Island, tomó contacto con la industria del disco y en cierta manera con el star-system de Hollywood, que terminaría siendo el blanco de su iracunda frustración y de su paranoica cosmovisión. Dennis Wilson se prestó a ayudar a “Charlie” a preparar maquetas cara a la edición de un disco, le acompañó en varias sesiones de estudio, pero conforme avanzaban esas grabaciones, el ingeniero de sonido y productor discográfico Terry Melcher disuadió a Wilson de la idea de promocionar a Manson como músico. En opinión de Melcher, el material de Manson no tenía calidad musical alguna y editarle un disco sería dinero tirado a la basura. 

Todos los estudiosos del fenómeno Manson coinciden en afirmar que cuando supo que no se le iba a grabar ese disco y que se le sugirió que era un artista mediocre, eso fue lo que produjo en su compleja y atormentada personalidad el punto de inflexión que le llevó a la locura. Máxime cuando poco después, Dennis Wilson grabó en el disco de los Beach Boys “20/20” una canción titulada “Never Learn To Love” que según siempre afirmó Manson, era un descarado plagio de su canción “Cease To Exist”. Wilson aseguró que Manson, que estaba ya en plena fase de enajenación mental, le amenazó de muerte por haberle, en su criterio, robado esa canción. 

Quienes conocieron a Manson en ese periodo, aseguran que además de sentir en su interior un resentimiento y un odio contra el mundo del disco y del cine insoportables al pensar que se habían burlado de él, en su gravemente alterado estado de conciencia, el ingrediente final del coctel explosivo que le llevó a convencer a una pandilla de jóvenes marginados y desarraigados a matar con la furia y el sadismo con el que lo hicieron, fue el efecto que produjo en él escuchar el “álbum blanco” de los Beatles y más en particular, la canción “Helter Skelter”, pieza que él interpretó en su ensoñación esquizoide, como la revelación que el destino le proporcionaba para que él y su secta-comuna iniciaran el apocalipsis anunciado en la biblia en forma de revolución violenta contra todo el establishment norteamericano. 

El resto ya es conocido. Charles Manson fue detenido en octubre de 1969, juzgado y condenado a muerte al ser declarado culpable del delito de inductor al asesinato, pena que se conmutó por la de cadena perpetua al promulgarse en 1972 una ley que suprimía la pena capital en el estado de California. Pero a partir de ese momento, y en gran parte por la torpeza con la que los medios más ultraconservadores, con el propio presidente Nixon a la cabeza trataron el caso Manson, le acabaron convirtiendo indirectamente en un icono del Anti-Star System. El morbo y el misterio que rodeó tales acontecimientos terminó por hacer de él una figura que reunía la curiosidad, el morbo y el objeto de estudio. 

Fetiche e inspiración

Guns N'Roses grabaron en su disco de versiones ‘The Spaghetti Incident’ una canción de Charles Manson titulada “Look At Your Game, Girl”, que tuvieron que retirar del mercado convirtiéndola así en un preciado fetiche para coleccionistas, Marilyn Manson tomaba su nombre del líder de “La Familia”, Trent Reznor instaló un estudio móvil de grabación en la casa donde fue asesinada Sharon Tate y sus acompañantes para grabar el álbum más celebrado de Nine Inch Nails, ‘The Downward Spiral’ y gente como Leonard Cohen, System Of A Down o los doom-metaleros británicos Paradise Lost afirman haberse inspirado en Charles Manson para escribir alguna de sus canciones e incluso, identificarse no por supuesto con los crímenes, pero sí con las críticas y denuncias que Manson hizo contra el sistema político y económico americano en el alegato

final de su juicio en 1970. Sólo en América podría haber ocurrido algo así. 

Te puede interesar
Más en Sociedad