Cómo unas motas de polvo espacial podrían salvar el planeta Tierra

EFE
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Una investigación dirigida por la Universidad de Curtin, en Australia, sobre la durabilidad y la edad de un antiguo asteroide formado por escombros rocosos y polvo ha revelado importantes hallazgos que podrían contribuir a salvar el planeta en caso de que uno de ellos se precipitara hacia la Tierra, según publican en la revista `Proceedings of the National Academy of Sciences`

El equipo internacional estudió tres diminutas partículas de polvo recogidas de la superficie del antiguo asteroide Itokawa, un montón de escombros de 500 metros de longitud, devuelto a la Tierra por la sonda Hayabusa 1 de la Agencia Espacial Japonesa.

Los resultados del estudio mostraron que el asteroide Itokawa, situado a 2 millones de kilómetros de la Tierra y del tamaño aproximado del puente del puerto de Sydney, era difícil de destruir y resistente a la colisión.

El autor principal del estudio, el profesor Fred Jourdan, director de la Instalación de Isótopos de Argón de Australia Occidental, que forma parte del Centro John de Laeter y de la Escuela de Ciencias Planetarias y de la Tierra de Curtin, afirmó que el equipo también descubrió que Itokawa es casi tan antiguo como el propio sistema solar.

"A diferencia de los asteroides monolíticos, Itokawa no es un único trozo de roca, sino que pertenece a la familia de los escombros, lo que significa que está formado en su totalidad por rocas sueltas, y que casi la mitad de su superficie es espacio vacío --explica el profesor Jourdan--. Se prevé que el tiempo de supervivencia de asteroides monolíticos del tamaño de Itokawa en el cinturón de asteroides sea sólo de varios cientos de miles de años".

"El enorme impacto que destruyó el asteroide monolítico que dio origen a Itokawa se produjo hace al menos 4.200 millones de años --prosigue--. Este tiempo de supervivencia tan asombrosamente largo para un asteroide del tamaño de Itokawa se atribuye a la naturaleza amortiguadora del material de la pila de escombros. En resumen, descubrimos que Itokawa es como un gigantesco cojín espacial, y muy difícil de destruir".

El equipo dirigido por Curtin utilizó dos técnicas complementarias para analizar las tres partículas de polvo. La primera se denomina difracción de electrones retrodispersados y puede medir si una roca ha sufrido el impacto de algún meteorito. El segundo método, la datación argón-argón, se utiliza para datar impactos de asteroides.

El coautor del estudio, el profesor asociado Nick Timms, también de la Escuela de Ciencias Planetarias y de la Tierra de Curtin, afirma que hasta ahora se desconocía la durabilidad de los asteroides que se amontonan en los escombros, lo que ponía en peligro la capacidad de diseñar estrategias de defensa en caso de que uno de ellos se precipitara hacia la Tierra.

"Nos propusimos averiguar si los asteroides amontonados en escombros resisten las sacudidas o si se fragmentan al menor golpe --explica el profesor Timms--. Ahora que hemos descubierto que pueden sobrevivir en el sistema solar durante casi toda su historia, deben ser más abundantes en el cinturón de asteroides de lo que se pensaba, por lo que hay más posibilidades de que si un gran asteroide se precipita hacia la Tierra, sea un montón de escombros".

Según anuncia, "la buena noticia es que también podemos utilizar esta información a nuestro favor: si un asteroide se detecta demasiado tarde para un empuje cinético, entonces podemos potencialmente utilizar un enfoque más agresivo como el uso de la onda de choque de una explosión nuclear cercana para empujar un asteroide montón de escombros fuera de curso sin destruirlo".

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