EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA

Un cuarto de siglo sin la bohemia de Serge Gainsbourg

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photo_camera Un cuarto de siglo sin Gainsbourg.

La Galerie de L'Instant le dedica a Gainsbourg una exposición fotográfica del 11 de marzo al 31 de mayo.

Boris Vian vaticinó que su amigo Serge Gainsbourg marcaría un antes y un después en la historia de la canción. Y lo hizo, en cierta medida, sumergido en una nube de nicotina desde la que renovó la "chanson française" mientras trenzaba una vida bohemia con Brigitte Bardot, Jane Birkin o Bambou.

Transcurridos 25 años de su muerte por un ataque al corazón, a los 62 años, el 2 de marzo de 1991, el cantautor del eterno cigarrillo en los labios sigue generando una improbable fascinación para un artista de madurez tardía, con voz discreta, facciones inusuales y sobresalientes orejas; una atracción que emana de una sensibilidad lírica portentosa y de un carisma desmesurado.

"Quizá las artes menores se estén follando a las mayores. Quizá yo venda más entradas de las que venderá jamás un cuadro de Rafael. Es duro, pero es un hecho", decía Gainsbourg (París, 1928-1991), hijo de un pianista de noche judío-ucraniano que llegó con su mujer a Francia huyendo de los bolcheviques.

La parisina Galerie de L'Instant le dedica ahora una exposición fotográfica -del 11 de marzo al 31 de mayo- que recopila instantáneas de Tony Frank, un histórico documentalista de la farándula que durante quince años siguió a Gainsbourg, llamado Lucien Ginsburg de nacimiento.

Casi siempre fumando, muestra a un creador pensativo, alegre, manipulando una marioneta o besando a Jane Birkin, en una serie cuyo denominador común es "la belleza", según los responsables de la galería.

Belleza que siempre abrazó a Gainsbourg, aunque creció y vivió sintiéndose feo. No se gustaba, ni en los años cincuenta, cuando aspiraba a ser pintor y tocaba el piano en cabarés, ni en décadas posteriores, reconocido ya como un precursor musical y elegante seductor internacional.

Divorciado de sus dos primeras esposas, y con ocho discos publicados, aunque con éxito moderado, en 1967 Gainsbourg conoció a Brigitte Bardot, para quien debía componer una canción.

"Vivimos un amor muy puro y muy romántico. Un amor como se sueña, una vez en la vida. Han pasado cuarenta años, pero nuestra historia sigue siendo un momento sublime de pasión", recordaría décadas después Bardot, casada entonces con el multimillonario Gunter Sachs y considerada la mujer más hermosa del planeta.

Cantaron juntos temas como "Bonnie and Clyde" o "Harley Davidson" y la incrustó para siempre en el título de un disco: "Initials B.B.". También grabó con Bardot "Je t'aime... moi non plus" (Te amo... yo tampoco), su célebre himno al amor intermitente, aunque guardó la copia durante veinte años, por culpa de cierto marido enfadado.

La versión mundialmente conocida, aliñada con suspiros carnales que la hicieron proscrita en España o Italia, es la registrada en 1968 a dúo con la inglesa Jane Birkin, a la que había conocido durante el rodaje de la película "Slogan".

Birkin, dieciocho años más joven, había estado casada con el compositor de la música de James Bond y arrancaba como cantante y actriz, mientras que Gainsbourg había hecho fortuna tras entregarse a la música comercial y ya disfrutaba del dinero y la fama del estrellato.

Su tema "Poupée de cire, poupée de son" había ganado en 1965 el festival de Eurovisión en boca de France Gall; y también con ella había rentabilizado "Les Sucettes", una alegoría musical a la felación que la inocente Gall creyó una canción sobre caramelos.

El provocador Gainsbourg y la dulce Birkin se convirtieron en una de las parejas más mediáticas del mundo durante los doce años que permanecieron juntos, una unión de la que nació la actriz Charlotte Gainsbourg (1971) y que propulsó las carreras de ambos.

Gainsbourg publicó en 1975 "Rock around the bunker", una parodia nazi rechazada por las radios londinenses, y en 1979 grabó en Jamaica su versión reggae del himno nacional de Francia, "La Marsellesa".

Pero cansada de su alcoholismo, su vida desordenada y algunos episodios violentos, Birkin terminó por abandonarle en 1980, mientras que él siguió chapoteando en un charco de alcohol y se inventó un personaje nacido para provocar, "Gainsbarre", que terminó por engullirle.

"Gainsbarre" era, entre balbuceos, el que quemaba billetes en las entrevistas o el que le decía a Whitney Houston que quería acostarse con ella, en televisión, en directo y en un inglés tan pobre como contundente.

Entonces salía con Bambou, una exmodelo cantante y adicta, que fue su pareja hasta que su corazón dejó de latir en una parisina noche de marzo, y con quien tuvo a Lucien "Lulu" Gainsbourg (1986),

A Serge Gainsbourg, cuyos restos reposan en el parisino cementerio de Montparnasse, le sobrevive un legado de 17 discos de estudio, alguna película, más de 650 letras y partituras de jazz, rap, rock, reggae o música afrocubana con un desparpajo desconocido hasta entonces en la música francesa.

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