El italiano, hasta ahora nuncio de Venezuela, será el responsable de la pretendida reforma de la Curia

El diplomático Pietro Parolin releva a Bertone en el Vaticano

Pietro Parolin, durante la época en la que llevó las negociaciones con el Gobierno de Vietnam. (Foto: J. ABRAM WAINWRIGHT)
El papa Francisco puso ayer fin a la era del todopoderoso y controvertido Tarcisio Bertone con el nombramiento del nuncio en Venezuela, el italiano Pietro Parolin, como nuevo secretario de Estado, un hombre con una gran bagaje diplomático para mediar en el seno de la Curia Romana.
Cada papa suele nombrar tras su elección a un nuevo secretario de Estado, su 'primer ministro', por lo que la sustitución de Bertone no es una sorpresa. Pero esta vez se trataba de una decisión muy esperada después de que Bertone, de 78 años, había quedado salpicado por el escándalo de las filtraciones de los documentos vaticanos (el llamado Vatileaks), en los que se le acusaba de mala gestión y de abuso de poder.

Francisco cumple con la tradición de sus predecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI, de que un papa no italiano nombra a un italiano como secretario de Estado, y apuesta por un diplomático con experiencia, pero que también conoce perfectamente cómo funciona la Curia Romana, pues de 2002 a 2009 fue subsecretario de la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado.

Bertone seguirá en su cargo hasta el próximo 15 de octubre, cuando se producirá el cambio de consignas. También aún está por definir cuál será el papel del nuevo secretario de Estado, ya que podrían cambiar sus poderes debido a la reforma de la Curia que está acometiendo Francisco tras las peticiones de los cardenales antes de la celebración del Cónclave.


EL 'TODOPODEROSO'

Como secretario de Estado, Bertone era el trámite por el que había que pasar para llegar al papa, y esto no gustaba, pues según surgió de los consistorios de los cardenales previos al cónclave, estos pedían un mayor contacto directo con el pontífice y eliminar el papel 'todopoderoso' de esta figura.

El nombre de Bertone había quedado salpicado tras la filtración de documentos secretos vaticanos (el llamado Vatileaks), con cartas como la que envió el nuncio en EEUU y ex secretario general del Governatorato de la Ciudad del Vaticano (Gobierno que gestiona este Estado), Carlo María Viganó, en las que se denunciaba la 'corrupción, prevaricación y mala gestión' en la administración vaticana.

Benedicto XVI ya había rechazado una primera renuncia por motivos de edad de Bertone en 2009 explicando que no quería 'renunciar a la valiosa colaboración' del purpurado, y tras el escándalo también le volvió a demostrar su confianza. Pero tras Vatileaks, la figura de Bertone había quedado empañada y no quedaba otra solución que su salida. Por el momento, seguirá siendo presidente de la Comisión cardenalicia que vela sobre el Banco vaticano, hasta completar el estudio que exigió el organismo del Consejo de Europa que evalúa la transparencia de las entidades. También mantendrá hasta cumplir los 80 años el cargo de Camerlengo, quien se ocupa de guiar la Iglesia en el periodo de Sede vacante.

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