Foo Fighters y su nuevo disco: cómo convertir el dolor en creatividad

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En una de las mejores canciones de Foo Fighters, “Times Like These”, incluida en su álbum de 2003 ‘One By One’, Dave Grohl dejó ver en su letra sus dudas y su incertidumbre sobre el futuro de la banda. Se podía entender que la canción venía a ser un mensaje de aceptación del hecho de que tenemos que vivir con la fortuna y la desgracia y que nuestros momentos más oscuros pueden combinarse de alguna manera con los más brillantes.

En ‘But Here We Are’, el undécimo álbum de Foo Fighters y el primero después de la muerte de Taylor Hawkins en 2022, Grohl está trabajando activamente con esta idea. La banda no solo ha estado de luto públicamente por la muerte de Hawkins, sino que Grohl ha sufrido en silencio por la muerte de su madre, Virginia Grohl, y aunque no ha habido un anuncio oficial, ‘But Here We Are’ llega con una sincera dedicación a su compañero de banda y a su progenitora. Al igual que el clásico ‘Black Gives Way To Blue’ de Alice In Chains editado tras la muerte de su cantante Layne Staley, lo nuevo de los Foo Fighters exalta la belleza del sufrimiento de manera casi perversa. No se equivoquen, Foo Fighters ha entregado una gran obra, con toda seguridad la que nunca hubieran querido grabar, pero una gran obra de todos modos.

“¿Sientes lo que yo siento?”, pregunta Dave Grohl en la letra de uno de los singles que se editaron a modo de adelanto de la salida del disco, “Rescued”. Quizá la mayoría no. No después de perder al hombre al que describió como “mi hermano de otra madre, mi mejor amigo, un hombre del que aceptaría recibir una bala” en su libro de 2021 ‘The Storyteller’. Tal vez menos aún tras haber perdido también a su madre, Virginia, poco después. La maestra de clase obrera monoparental que le crió y le permitió abandonar la escuela secundaria para dedicarse a la música. Su mayor fan.

Foo Fighters se forjó en la tragedia. No olvidemos que aunque quede muy lejano ya en el tiempo – en 2024 se cumplen 30 años del suicidio de Kurt Cobain- este grupo se formó básicamente porque Nirvana, donde Grohl era el batería, obviamente pasaban para siempre a la historia tras aquel trágico 5 de abril. Aquí se han vuelto a forjar. ‘But Here We Are’ tiene el carácter tanto de un final como de un nuevo comienzo. De alguna manera, Dave Grohl encontró una manera de envolver en palabras, texturas, riffs y melodías todo su dolor mientras se rendía a sus propias circunstancias imposibles. No hay forma de evitar las pérdidas, pero hay acordes que unir y recuerdos que conservar. De la “nada en absoluto” con la que luchaba finalmente surgió algo. Cada preciosa canción nueva, un acto de supervivencia.

Musicalmente, nos encontramos ante un álbum que gravita hacia el lado más grandilocuente del sonido de la banda, diferenciándose en cierta medida en ese aspecto de sus entregas anteriores, ‘Sonic Highways’, ‘Concrete And Gold’ y ‘Medicine At Midnight’. Con cuarenta y ocho minutos de duración en total, la mayoría de las canciones entran dentro del standard, aunque aquellas más elaboradas y trabajadas, que se ajustan a la extensión que su temática demanda son las mejores y las que le dan a este álbum esa vitola de álbum que marcará un antes y un después, un futuro clásico de clásicos. En particular, el dúo de cierre de “The Teacher” -que es la canción más larga de Foo Fighters hasta la fecha- y “Rest” es todo un acierto. No marcan una desviación total de la fórmula característica de la banda, ya que están repletos de un sonido de radio-rock y una dinámica cargada de intensidad, pero las estructuras más experimentales y novedosas son las que más alicientes proporcionan a la escucha de ‘But Here We Are’.

Especialmente impactante es el caso de “Rest”. Poseedor de la misma desnudez sentimental que el clásico “Something In The Way” de Nirvana, durante los primeros minutos se siente como si Dave Grohl estuviera tocando solo en su habitación y estuvieras escuchando tras la puerta algo que no deberías. A partir de ahí, las cosas se vuelven más fuertes, pronto repite la palabra “descansar” como un mantra sobre ráfagas de distorsión, antes de que finalmente se vuelva a la quietud. “Al despertar, tuve otro sueño sobre nosotros, en el cálido sol de Virginia, donde te encontraré”, concluye. Produce pudor intentar conocer a la persona que no ha perdido el control de sus ojos en ese momento. ¿Cierto?

No cabe obviar piezas como “The Glass”, una balada tradicional de Foo Fighters, sí, pero muy hermosa, y “Nothing At All”, un rock fuerte y contundente que reconcilia a FF con su vena más guitarrera y distorsionada, no muy alejada de esa desgarrada “Rescued” a la que nos hemos referido anteriormente.

‘But Here We Are se siente, se percibe a nivel de sonido y actitud como el sonido de Foo Fighters levantándose de la lona tras la cuenta de seguridad del árbitro de la pelea en el ring. La banda hizo lo que evidentemente sintieron que tenían que hacer después del fallecimiento de Taylor Hawkins: volcar su energía en un proyecto creativo nuevo y con ello han logrado lanzar su mejor álbum en más de una década. Escucha tras escucha, es imposible no emocionarse con esa conmovedora “Hear Voices” o con el solo de guitarra en “Beyond Me”.

Las letras de Foo Fighters nunca fueron particularmente complejas y aunque parezca contradictorio, pocas cosas han cambiado en ese sentido. Una de las estrofas de “Under You” afirma: “Alguien dijo que nunca te volveré a ver”, casi un cliché empalagoso, pero perdonable al parecer igualmente sincero. Sin embargo, en otros momentos, la franqueza es muy efectiva, como sucede con la sencilla letra de “Hear Voices”, que se siente como un puñetazo en el estómago, mientras que “The Teacher” revela un sentimiento que transmite credibilidad: “El tiempo no esperará, el aquí y el ahora se separarán”. Mientras que en álbumes anteriores, sus producciones podrían entenderse mejor como simples canciones de rock, con las letras como aditivos no fundamentales, en ‘But Here We Are’ adquieren una mayor importancia relativa, sin llegar a ser particularmente sofisticadas, pero dotando al conjunto de una unidad temática deliberada, aunque sin el objetivo de ser un álbum conceptual. Este álbum no encuentra ni probablemente ambicionaba exactamente situarse en un estado de ánimo coherente, ya que va pasando de la tristeza absoluta al desafío y viceversa, pero claramente se ve mejor a través de la lente de ese proceso de duelo experimentado, e indudablemente hay un cierto atractivo visceral en su tirón de las fibras del corazón.

Alguien dijo que la mejor definición de un revolucionario fue aquella que lo caracterizaba como alguien que fue capaz de convertir su rabia, su dolor y su indignación en conciencia, estímulo y anhelo de lucha. En ese aspecto, Dave Grohl se ha convertido en todo un revolucionario del rock en 2023. No lo duden.

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