Una guía elaborada por los Ministerios de Educación y Sanidad y Política Social 'junto' a las comunidades autónomas, cita entre los objetivos de la formación afectivo-sexual la prevención, el conocimiento de prácticas sexuales seguras y el uso correcto del preservativo en edades de riesgo, teniendo en cuenta en el contexto de pareja. 'Ganar en salud en la escuela' fue presentada ayer por los ministros de Educación, Ángel Gabilondo, y de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, que anunció la aprobación en el próximo Consejo Interterritorial de Salud de la estrategia en salud sexual y reproductiva para avanzar en evitar l
'Ganar en salud en la escuela' fue presentada ayer por los ministros de Educación, Ángel Gabilondo, y de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, que anunció la aprobación en el próximo Consejo Interterritorial de Salud de la estrategia en salud sexual y reproductiva para avanzar en evitar los embarazos no deseados.
En general, la guía se dirige a los centros educativos, profesores, alumnos, profesores, familias y el entorno escolar, para promover y mejorar la salud, y que los estudiantes adquieran hábitos que los conviertan en adultos sanos. Se trata de una educación transversal, según Jiménez, ya prevista en la Ley Orgánica de Educación, de participación intersectorial y de las administraciones y que exige la 'complicidad' de la sociedad y, más concretamente, de las organizaciones de padres de alumnos para conseguir su eficacia, si bien el desarrollo completo corresponde a los centros según su autonomía. Por sus 180 páginas se repasan capítulos como la actividad física, la alimentación saludable, salud mental y bienestar personal, educación afectivo-sexual, seguridad y prevención de riesgos y lesiones accidentales, educación sobre drogas, alcohol y tabaco.
La educación afectivo-sexual también recoge la perspectiva de género y aspectos como la identificación y rechazo del abuso sexual y el respeto a distintas orientaciones sexuales.
En general, la guía se dirige a los centros educativos, profesores, alumnos, profesores, familias y el entorno escolar, para promover y mejorar la salud, y que los estudiantes adquieran hábitos que los conviertan en adultos sanos. Se trata de una educación transversal, según Jiménez, ya prevista en la Ley Orgánica de Educación, de participación intersectorial y de las administraciones y que exige la 'complicidad' de la sociedad y, más concretamente, de las organizaciones de padres de alumnos para conseguir su eficacia, si bien el desarrollo completo corresponde a los centros según su autonomía. Por sus 180 páginas se repasan capítulos como la actividad física, la alimentación saludable, salud mental y bienestar personal, educación afectivo-sexual, seguridad y prevención de riesgos y lesiones accidentales, educación sobre drogas, alcohol y tabaco.
La educación afectivo-sexual también recoge la perspectiva de género y aspectos como la identificación y rechazo del abuso sexual y el respeto a distintas orientaciones sexuales.
