Imprescindibles pero ignoradas: día internacional de las trabajadoras del hogar

Una mujer discapacitada disfruta del buen tiempo en un parque, con una cuidadora. (Foto: MARCOS ATRIO)
photo_camera Una mujer discapacitada con una cuidadora. (Foto: MARCOS ATRIO)

Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar: radiografía de un trabajo vital pero invisible a la sociedad

El 30 de marzo se celebra el Día Internacional de uno de los colectivos más invisibilizados, el de las Trabajadoras del Hogar y Cuidados. Un colectivo que siempre ha sido y sigue siendo muy mayoritariamente femenino, y que a pesar de los avances sociales y legislativos, sigue siendo víctima de abusos y desprotección laboral.

¿Qué se considera trabajo del hogar?

La primera dificultad a la hora de valorar el trabajo del hogar radica en definir que labores se consideran como "domésticas". Entran dentro de esta categoría los trabajos de cuidados, incluyendo a menores, personas mayores y dependientes. También las tareas de limpieza del hogar, o preparación de comidas. E incluso labores que normalmente trascienden las puertas de la casa, como conducción de vehículos (por ejemplo, llevando niños al colegio) o el cuidado de jardín, huerto o animales.

El día mundial de las trabajadoras del hogar se celebra desde el 1988 cuando en el primer gran Congreso de Trabajadoras del Hogar, que tuvo lugar en Bogotá, Colombia. En este encuentro internacional se discutieron las amenazas a las que este colectivo está expuesto, y se comenzaron a delinear las políticas que podrían ayudar a su normalización laboral. Aunque ha habido avances en muchos países del mundo, muchas de aquellas reivindicaciones aún siguen sin escucharse.

Mucho camino por andar

En Galicia hay anotadas en la Seguridad Social algo más de 24.000 personas en el régimen especial de las personas empleadas del hogar, casi todas mujeres, y con un 25% de personas migrantes, si bien habría "hasta un 60% de empleo sumergido". Las cifras las aportan el sindicado CIG y la asociación Xiara. Según sus estimaciones, el empleo no regulado elevaría hasta unas 60.000 personas el número de empleadas en esta labor.

La legislación española incluye a las trabajadoras del hogar en la Seguridad Social desde enero de 2011, en el Régimen Especial de la Seguridad Social de los Empleados de Hogar. Se ha intentado regular así una profesión en el que los salarios estaban hasta entonces sujetos a la generosidad del empleador. Desde ese momento, quien contrata está obligado a darlas de alta y ocuparse de sus cotizaciones.

Aún así, en muchos casos, los trabajos del hogar se escapan a la legislación y acaban en el terreno del empleo sumergido. Por un lado, como consecuencia de que, tradicionalmente, las labores de cuidados hayan sido llevadas a cabo por las mujeres de las familias, de forma no remunerada. Por otro, porque, al igual que los temporeros en el campo, se emplea a menudo a personas inmigrantes, a veces sin papeles, con contratos de palabra sujetos a la voluntad de quien contrata.

Vacíos legales

Otro de los datos aportados por la CIG y la asociación Xiaria tiene que ver con la situación de muchas familias sin recursos, que a menudo recurren a la contratación sumergida por "dejación" de funciones de las administraciones a la hora de resolver otro tipo de situaciones, de dependencia, por ejemplo.

Tampoco está garantizado, además, que las empleadas cobren el salario mínimo, pese a estar reconocido, y ante esta situación Inspección de Trabajo alude a derechos fundamentales para justificar que no hace su trabajo, ya que "no entra en los domicilios" para comprobar qué tipo de empleo se realiza y en qué condiciones.

Por estos motivos, tanto CIG como la asociación Xiara insisten en la necesidad de reconocer, garantizar y poner en marcha los mecanismos necesarios para acabar con estas "discriminaciones" frente al resto de personas trabajadoras, porque "luego llega el 8M y se les llena la boca" pero "todo el mundo mira para otro lado" y nadie resuelve el asunto, lamentan.

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