Leer letras distorsionadas, una tarea inconsciente del cerebro

undefined
photo_camera La monfortina María Fernández López, en su laboratorio en la Universidad de Valencia.
La monfortina María Fernández López recibe un premio internacional por su investigación sobre el proceso de lectura

El ser humano reconoce de manera inconsciente las palabras que han sido alteradas mediante rotaciones superiores a 45 grados, pero ¿qué ocurre realmente en nuestro cerebro durante este proceso de lectura?, ¿cómo conseguimos descifrar el significado de una información alterada sin ser ni siquiera conscientes de que podemos hacerlo? La respuesta a estas preguntas conforma el objeto de estudio de la investigadora monfortina María Fernández López, galardonada por la entidad académica internacional Cognitive Neuroscience Society (Sociedad de Neurociencia Cognitiva) por sus recientes hallazgos relacionados con este proceso automático de nuestro cerebro. 

Fernández López estudió Psicología en la Universidad de Santiago y realizó un máster de Neurociencia en la Universidad de Valencia, donde trabaja actualmente como docente e investigadora en el ámbito de la ciencia cognitiva. A sus 27 años, cuenta con diversas publicaciones en revistas científicas internacionales además de haber participado como ponente en congresos científicos celebrados por todo el mundo.

La monfortina María Fernández López, en su laboratorio en la Universidad de Valencia.La investigadora María Fernández.

¿Cómo leemos?

La carrera investigadora de esta monfortina se centra en el estudio de la psicología cognitiva, es decir, cómo conocemos, comprendemos, organizamos y procesamos la información recibida a través de los sentidos. Así, el estudio premiado se basa en explicar lo que ocurre en nuestro cerebro durante el proceso de lectura, concretamente cuando leemos letras distorsionadas, como las que aparecen en las pruebas denominadas "captcha". Los programas "captcha" son aquellas imágenes con texto distorsionado que permiten a una página web descubrir si el usuario es un humano o no, ya que, por el momento, las máquinas no son capaces de comprender esa secuencia de letras rotadas de manera adecuada. 

"Una de las predicciones de las teorías más importantes en la actualidad que intenta explicar cómo reconocemos las palabras escritas afirma que el cerebro humano no es capaz de descifrar adecuadamente las letras cuando aparecen rotadas a más de 45 grados", explica María, cuyo objetivo era detectar esos primeros milisegundos que trascurren durante el procesamiento de estas letras.

"El cerebro es más rápido que la conciencia, por eso, nuestro equipo jugó con el procesamiento inconsciente de las letras. Antes de leer una palabra, tu cerebro ya comienza a procesar sus unidades mínimas", subraya. De esta forma, en su experimento aparecían letras rotadas, pero los participantes no eran conscientes de esta modificación, ya que lo hacían de manera subliminal. Al medirles la actividad eléctrica cerebral, los investigadores corroboraron que los participantes detectaban la identificación de las letras rotadas sin que ellos fuesen conscientes de ello. En efecto, el equipo de Fernández López demostró que esas letras rotadas eran procesadas correctamente como letras normales durante los primeros milisegundos. Además, comprobaron que "el cerebro es resiliente a la rotación de las letras cuando lo están a más de 45 grados", resume la investigadora, pionera en este tipo de estudios y con el que lleva trabajando varios años con el objetivo de detectar la existencia de trastornos en el proceso de lectura y poder prevenir así futuras dificultades. 

Apoyo a la investigación 

Este reconocimiento significa para Fernández López una motivación "necesaria" para continuar con su labor investigadora. "La carrera científica es una carrera de fondo, muy desmotivadora, ya que los resultados se dan a muy largo plazo y requiere mucho esfuerzo y dedicación, por lo que este premio significa un impulso muy importante que me anima a seguir investigando". 

La joven galardonada se considera una "afortunada", pues gracias al equipo de profesionales que la acompañan, su laboratorio goza de los recursos necesarios para desarrollar sus estudios, aunque reconoce que cree necesaria una reestructuración de la carrera investigadora. "Para poder conseguir una plaza de investigador y poder acceder a los fondos necesarios para desarrollar tu labor, hay que tener un número elevado de artículos propios publicados en revistas científicas. No obstante, si no puedes desarrollar tus investigaciones, no puedes publicar, por lo que es la pescadilla que se muerde la cola". 

De esta forma, este tipo de reconocimientos sirven para "demostrar que nuestra tarea es necesaria, que aquí estamos y que, a pesar de las dificultades, luchamos por ayudar a avanzar al conocimiento científico y aportar nuestro granito de arena a mejorar la sociedad", concluye la investigadora. 

¿Qué es lo que nos hace caer en las noticias falsas?

Otra de las líneas de investigación desarrolladas por el equipo de Fernández se refiere a las denominadas "fake news" o noticias falsas, concretamente en averiguar qué factores cognitivos nos hacen caer en el reconocimiento de las noticias falsas como reales. En este campo, investigaciones previas han corroborado que ciertos factores como el empleo de números o el número de veces que visualizamos una noticia aumenta la credibilidad. En su búsqueda por ir un paso más allá, la investigadora y su equipo tratan de adentrarse en el nivel cognitivo de estos procesos, en concreto en la emoción. Sus hallazgos a raíz de una noticia de violencia de género evidenciaron que "la emoción de valencia negativa generada al leer este tipo de noticias incrementa en gran medida la credibilidad", es decir, a mayor emoción percibida tras la lectura, mayor credibilidad. 

Te puede interesar