La cumbre del G-20 que se ha celebrado este fin de semana en Toronto, Canadá, ha reunido a los dirigentes de los países miembros, así como a sus esposas. Saludados por Stephen Harper, el primer ministro canadiense, los líderes y sus esposas posaron para las fotos oficiales, en las que pudimos ver los looks que eligieron para tal ocasión.
No asistieron ni Sonsoles Espinosa ni Carla Bruni, consideradas por muchos -junto a Michelle Obama- las consortes más elegantes de esta cumbre. Por ello, la primera dama estadounidense, que sí acompañó a Obama, levantó aún más expectación, siendo una de las más esperadas de la noche.
La última vez que pudimos ver a Michelle Obama en una cumbre del G-20 fue el pasado mes de septiembre en Pittsburgh, Pensilvania, cuando su marido y ella actuaron como anfitriones de esta reunión. Ya entonces Michelle impactó con un vestido floreado de seda natural con zapatos de salón rosa palo a conjunto.
Esta vez, Michelle se ha decantado por un vestido blanco que ha levantado tantas críticas como elogios. Un comunicado desde la Casa Blanca explicaba: 'La oficina de la Primera Dama está encantada de comunicarles que la señora Obama llevará esta noche un vestido de Azzedine Alia, así como bisutería vintage de una empresa en Toronto llamada N&N Vintage'.
Mientras unos alabaron la elección de la mujer de Barack Obama con este vestido blanco, otros opinan que el estilismo no le hacía justicia. Demasiado ajustado a la altura de la tripa y la cadera, no favorecía a la figura de la Primera Dama. Además, la falda, demasiado voluminosa y cubierta de numerosos volantes, no hacía más que sumarle kilos a la mujer del presidente.
Finalmente, Michelle completó su look con unos zapatos de salón bajos en color plata con tacón bajo, tal y como ha lucido en prácticamente todas sus apariciones públicas.
Por lo demás, las demás esposas de los dirigentes optaron por unos estilismos mucho más recatados que Michelle, quien ha sido criticada por enseñar 'demasiada piel' en un evento de estas características. Entre las consortes destacó el estilismo de Nobuko Kan, mujer del primer ministro japonés, con un kimono en color crudo, así como el de Svetlana Medvedev, esposa del presidente ruso.
La alemana Angela Merkel, al contrario que las demás invitadas, se decantó por unos pantalones de traje negros, que combinó con una chaqueta roja de botones dorados.
La última vez que pudimos ver a Michelle Obama en una cumbre del G-20 fue el pasado mes de septiembre en Pittsburgh, Pensilvania, cuando su marido y ella actuaron como anfitriones de esta reunión. Ya entonces Michelle impactó con un vestido floreado de seda natural con zapatos de salón rosa palo a conjunto.
Esta vez, Michelle se ha decantado por un vestido blanco que ha levantado tantas críticas como elogios. Un comunicado desde la Casa Blanca explicaba: 'La oficina de la Primera Dama está encantada de comunicarles que la señora Obama llevará esta noche un vestido de Azzedine Alia, así como bisutería vintage de una empresa en Toronto llamada N&N Vintage'.
Mientras unos alabaron la elección de la mujer de Barack Obama con este vestido blanco, otros opinan que el estilismo no le hacía justicia. Demasiado ajustado a la altura de la tripa y la cadera, no favorecía a la figura de la Primera Dama. Además, la falda, demasiado voluminosa y cubierta de numerosos volantes, no hacía más que sumarle kilos a la mujer del presidente.
Finalmente, Michelle completó su look con unos zapatos de salón bajos en color plata con tacón bajo, tal y como ha lucido en prácticamente todas sus apariciones públicas.
Por lo demás, las demás esposas de los dirigentes optaron por unos estilismos mucho más recatados que Michelle, quien ha sido criticada por enseñar 'demasiada piel' en un evento de estas características. Entre las consortes destacó el estilismo de Nobuko Kan, mujer del primer ministro japonés, con un kimono en color crudo, así como el de Svetlana Medvedev, esposa del presidente ruso.
La alemana Angela Merkel, al contrario que las demás invitadas, se decantó por unos pantalones de traje negros, que combinó con una chaqueta roja de botones dorados.
