RUTAS DE VAL Y MONTAÑA

Por los miradores de la Ribeira Sacra

Monasterio de Santo Estevo desde el mirador de Castro.
photo_camera Monasterio de Santo Estevo desde el mirador de Castro.

Muchas rutas a disposición de los caminantes. Nada menos que 70 kilómetros han habilitado, limpiado o inventado un grupo de entusiastas de Móvete por Nogueira que, desbrozadora en mano se han desplegado con entusiasmo por las alturas que desde este municipio se caen al Sil. El resultado esfuerzo es la apertura de caminos, senderos y pistas.

Durante cientos de millones de años el Sil ha ido excavando la roca hasta encajonarse y formar ese desfiladero que hoy se conoce como los Cañones del Sil. Más de cuatrocientos millones de años después, el Miño se encontró con el Sil en Peares cuando este desembocaba en el Atlántico. Los cañones formados por la erosión presentan entre las provincias de Lugo y Ourense toda su espectacularidad. Y es aquí donde se ha actuado para escoger los lugares o miradores que por docenas siembran el itinerario, aunque en este recorrido solamente nos asomemos a tres. El recorrido circular que se propone sobrepasa en poco la docena de kilómetros, siempre con la posibilidad de alargarlo por la conexión de todos los caminos. La red de caminos abiertos es de 70 kilómetros, solamente en Nogueira.

CAMPO DE FUTBOL-POMBAR-SANTO ESTEVO

Comenzaremos en donde el terreno, acaso ofrezca menos, pero agradeciendo que el itinerario vaya creciendo en maravillas, por esa pista, no la primera al lado del campo si no más adelante a casi 300 metros. la segunda térrea que sale a derecha entre la frondosidad de los carballos, para adentrarnos en el monte raso, tocar la asfaltada que va a Cortecadela por unos metros para desviarnos a izquierda en bajada hacia Pombar, que de palomar le vendría el nombre con su Capela das Neves; atravesando la carretera se sigue para tomar un tramillo a izquierda, y a derecha la bajada a Paradela y en unos metros avistar caseta por donde al mirador do Castro, que al parecer lo fue, como un panel lo atestigua. Espléndida vista del monasterio de Santo Estevo desde esta acrópolis que desandaremos unos centenares de metros para dirigirnos a Forcados, donde al parecer se ahorcaba a los condenados por la justicia abacial, aunque era el brazo civil, las autoridades, quienes llevaban a cabo la ejecución. Bajada entre los castaños, frondosos al máximo por este junio. Llegada al monasterio, hoy bien conservado gracias a la hostelería de paradores, con dos claustros magníficamente presentados: el renacentista y el de los obispos aurienses que dicen allí enterrados, amén de sus abades, de este mosteiro que no fue el más importante de la Ryboira Sacrata sino el de Montederramo; de allí se deriva Ryboira, de robur, un roble carballo ritualizado del que procede, según documentos plasmados en la fundación por la rainha madre Teresa de Portugal, el término, y  no por estar en la ribera del Sil, aunque próximos a ella.

SENDERO MEDIEVAL DE LOS MONJES¡

Un prodigioso sendero en dirección este-oeste te transporta entre la frondosidad de los castaños, carballos y abedules hasta la aldea de Paradela entre constantes y duras subidas por el enlosado a veces escalonado para superar las pendientes. Paradela, la aldea restaurada con algún vecino, se supone, cuando dejando un poco la aldea, un sendero te lleva en constante subida a Biduedo, otra aldea similar, que de abedul le viene el nombre. Un camino medieval de los muchos que comunicaban a los monjes con sus alrededores. 

MIRADOR DE PEDRA LONGA Y BAMBÁN DO SOLPOR

Desde Biduedo nos acercaremos al mirador de Pedra Longa que la tiene cuasi como símbolo fálico con vistas al monasterio y al menor de la orilla lucense, el de San Vicente de Pombeiro. Si tuviésemos tiempo podríamos continuar al mirador da Lama en las cercanías de esa aldea fragmentada en varias que es a Moura, y al retorno pasarnos por los penedos de Rufino, que no en memoria de algunos de los cuatro recuperadores de Móvete por Nogueira: Chelo, Esperanza, Alfonso y Antonio, que labor ingente emprendieron como es la de habilitar senderos, señalizarlos, dar nombre a las rutas y tenerlos operativos realizando cuatro caminatas al año con centenares de concurrentes. Un ejemplo que los que quieran seguirlo solo tienen que copiar. En los penedos citados debería refugiarse un tal Rufino, de esos bandoleros que robaban a los ricos para dárselo a los pobres, por lo que certero reconocimiento merecería. Una vuelta por donde idos y carretera adelante, de inmediato el Bambán do Solpor, para pareja mas bien que para trio, en el que mecidos casi como en péndulo de Focauld que nunca se detiene, podremos contemplar las puestas de Sol, allá por los Chaos de Amoeiro. Unos cientos de pasos más y estaremos en el lugar de coches, o sea, de salida.

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