Las limitaciones del covid trajeron limitaciones en la transparencia mientras alejaban a los periodistas de los centros del poder y se escurría la fiscalización. Sin ir más lejos, Sánchez estará dos meses y medio sin comparecer en el Congreso -volverá el 24 de febrero-. Su Gobierno inició el estado de alarma con ruedas de prensa en las que filtraba las preguntas -rectificó tras el plante generalizado- e incumplió de forma sistemática requirimientos de información con una actitud censurada, por ejemplo, por la asociación de profesionales de transparencia Acreditra: "Preocupa la suspensión de facto de un derecho esencial para la calidad de la democracia”. La deriva se compartió por administraciones de diferentes colores.
"Los gobiernos están aprovechando todos los vacíos que deja el covid", avanza el periodista Fernando Jáuregui. "El poder ha aprovechado la demanda de información para ocupar los canales. Sin fiscalización, el covid es la excusa perfecta. Y no puede ser", completa el director de Europa Press, Javier García Vila, que aboga por hacer el esfuerzo de recuperar la calle: "En cuanto se pueda hay que volver al Congreso, a los ayuntamientos. Donde no hay un periodista puede haber un abuso".
Ataques a la prensa
La crisis también aceleró los ataques a la prensa. "Nunca había visto algo así, ni siquiera en el franquismo", apunta Pilar Cernuda mientras recuerda los señalamientos de Podemos a periodistas: "No tienen principios". Enfrente, Vox tiene siempre en su objetivo a los medios -esta semana animó a darse de baja en ABC-. "Detrás de todo esto está intentar que el periodismo no se ejerza con libertad", explica el periodista Sergio Martín, que pide "alejarse de las trincheras" para "defender la profesión y reforzar la veracidad y el rigor".
