El papa Benedicto XVI dijo hoy a los fieles, al final del Vía Crucis, que se paren a contemplar la Cruz, que es fuente de vida, escuela de Justicia y de paz y patrimonio universal de perdón y de misericordia.
La Cruz es prueba también de un amor infinito, que empujó a Dios a hacerse hombre vulnerable como nosotros, hasta morir crucificado, agregó.
La Cruz es prueba también de un amor infinito, que empujó a Dios a hacerse hombre vulnerable como nosotros, hasta morir crucificado, agregó.
En la Cruz, dijo el Papa, el Redentor nos ha restituido la dignidad que nos pertenece, nos ha hechos hijos adoptivos de Dios, que nos ha creado a su imagen y semejanza.
El Papa señaló que para Dios no hay diferencia de raza y cultura y que Jesucristo murió para liberar a toda la humanidad del ciego odio y violencia, de la esclavitud del pecado.
Benedicto XVI indicó que en la actualidad hay muchas personas que buscan un amor y una libertad que excluya a Dios porque creen que no tienen necesidad de Dios.
Así, pidió a los fieles que abran el corazón a Jesús, que es la libertad, que nos hace libre de amar.
El Papa dijo que Jesús llama a cada persona amigo, pero que por desgracia no siempre logramos percibir la profundidad de ese amor sin límites que Dios nutre por nosotros.
Tras el Vía Crucis, que transcurrió en el Coliseo de Roma en una noche fría, Benedicto XVI agradeció a los fieles la paciencia bajo la lluvia y les deseó buena Pascua.