La Hipertensión arterial (HTA) es un problema grave, de prevalencia creciente, en la que muchos factores de la nutrición y del estilo de vida ejercen un papel importante. Los estudios realizados en diferentes poblaciones españolas estiman una prevalencia de HTA de entre el 30 y el 50%, aunque diversas fuentes sanitarias dicen que se trata de un problema infradiagnosticado, pues muchas personas hipertensas no saben que lo son.
En sociedades industrializadas, la presión arterial aumenta con la edad: más del 50% de los americanos de 0-69 años y más del 75% de los mayores de 70 años presentan HTA.
Ciertamente algunos factores relacionados con la alimentación y con los hábitos de vida son determinantes en el control de la tensión arterial. El conocimiento actual sobre la influencia que ejercen los factores nutricionales en el control de la presión arterial es amplio y hay certeza sobre los beneficios que conllevan principalmente el control del peso corporal, la reducción del consumo de grasa saturada y el aporte adecuado de proteínas.
Aunque las pautas más conocidas y seguidas son la restricción de sal, el control de peso y la moderación en el consumo de alcohol, es bueno destacar que la mejora de la dieta (con un aumento en el consumo de cereales, verduras, frutas...) y la actividad física, deben formar parte de la estrategia para tener un gran impacto en el control de las cifras de presión arterial.
También conviene mantener factores dietéticos aliados como un consumo bajo de grasa saturada (con aumento de los ácidos grasos monoinsaturados y omega-3), cantidades adecuadas de calcio, magnesio, proteínas, vitamina D y fibra, y buenos elementos antioxidantes en la dieta para enfrentar esta alteración
Es general, aconsejable lograr cantidades adecuadas de los nutrientes mencionados como favorables para controlar la tensión arterial, por lo que aproximarse a una dieta saludable es de gran ayuda en la lucha contra este problema. En base a esta necesidad se ha diseñado la dieta DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension) basada en un aumento del consumo de frutas, vegetales, lácteos desnatados, cereales de grano entero, nueces, legumbres y semillas, con bajo consumo de carne, sodio, azúcar y grasa saturada.
Por último, es recomendable implementar varias pautas a la vez (reducción de peso, de sodio y alcohol, aumento de la actividad, seguimiento de la dieta DASH) para obtener un beneficio superior.
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