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Probióticos y depresión

El yogur y el kéfir incluyen las bacterias Lactobacillus y Bifidobacterium.
photo_camera El yogur y el kéfir incluyen las bacterias Lactobacillus y Bifidobacterium.
Algunos hallazgos recientes apoyan la utilización de los probióticos en situaciones de estrés y de enfermedad crónica

Los probióticos son organismos vivos que contenidos naturalmente o de forma intencionada en los alimentos, contribuyen al balance intestinal. Como propiedad relevante tienen la capacidad de modificar la flora del tracto digestivo, suprimiendo las bacterias nocivas y promoviendo las bacterias buenas. Son cultivos “activos” que ayudan a repoblar las bacterias intestinales para equilibrar la flora aumentando así los mecanismos de defensa. Como dos grandes mejorías revierten los síntomas producto de una mala digestión, por ejemplo como solución ante la intolerancia a la lactosa y reponen la flora intestinal cuando la original ha sido eliminada por cualquier causa (diarreas, antibióticos, etc.) 

Los probióticos son utilizados actualmente como recurso dietético en el tratamiento del síndrome del intestino irritable (SII) y para la disminución de los síntomas de intolerancia a la lactosa, de alergias y de dermatitis atópica.

Con respecto a su efecto positivo sobre el sistema nervioso central (SNC), hace tiempo que se viene investigando esta relación-interacción. Las intervenciones en el área buscan conocer el posible impacto de la microbiota en la función cerebral. 

Los datos emergentes sugieren que las alteraciones en la flora intestinal pueden tener manifestaciones inmunes y no inmunes más allá del medio gástrico y que existe un eje de comportamiento: microbiota, sistema digestivo y sistema nervioso central. Se conoce la acción de dos tipos de bacterias de la flora del intestino del humano que producen un neurotransmisor (GABA) involucrado en depresión, ansiedad y enfermedad cardiovascular. 

Algunos hallazgos recientes apoyan la utilización de los probióticos en situaciones de estrés y de enfermedad crónica, sin embargo, los efectos beneficiosos de su empleo en este sentido, no son definitivos. La documentación no es suficientemente robusta como en otros modelos o patologías (cáncer, diarreas, deporte, entre otros.) A día de hoy es precisa una mayor información sobre los mecanismos y las características de consumo (tipo de cepa, cantidad-dosis de producto, duración del tratamiento, etc.) que lleven a recomendaciones de ayuda en situaciones de estrés del SNC.   

Opciones de alimentos probióticos: lácteos fermentados, yogur, kéfir, quesos curados que contienen cultivos vivos (bifidobacterias y lactobacilos), tempeh, miso, kimchi, chucrut (col fermentada).

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