Superalimento es un término comúnmente empleado en los planes y estrategias de marketing para referirse a ciertos alimentos que aparentemente brindan numerosas ventajas de salud, en calidad de su alta densidad nutritiva.
Se consideran “superalimentos” algunos alimentos naturales (predominantemente frutas, plantas y semillas) sin elemento añadido alguno, que además de poseer los nutrientes propios de su especie, se les aprecian otras características beneficiosas.
A menudo, se incluyen en esta “moda” alimentos novedosos, destacados por su contenido de nutrientes interesantes, como aquellos con altas concentraciones en antioxidantes (granada, té verde, arándanos, entre otros) pero también se incluyen en esa lista, los alimentos exóticos que no forman parte de la dieta común.
Si bien la calidad nutricional de muchos de estos alimentos es extraordinaria, no implica que sean superpoderosos y aporten beneficios de salud excepcionales. Hay diferencias y de hecho, unos alimentos son mejores que otros, pero los alimentos no son una panacea.
Solo porque un alimento resulte saludable o tenga una propiedad nutricional interesante, no significa que tenga que comerse en gran cantidad. A pesar de sus propiedades beneficiosas para la salud, no suponen la cura de ninguna enfermedad ni sustituyen una dieta basal, por lo que no son la solución para compensar malos hábitos o dietas insuficientes.
Las evidencias relacionan la salud con un patrón dietético global, basado en un consumo variado de alimentos (de todos los grupos), abundante en alimentos de origen vegetal como frutas, hortalizas, legumbres, frutos secos, cereales integrales, y también, prácticas, modos y costumbres de vida saludables.
Hay muchos alimentos de los llamados “superalimentos” (chocolate negro, arándanos, espirulina, moringa.. ) que aconsejaría, aunque sólo en el contexto de una dieta variada ya que en exclusiva, ninguno de ellos es capaz de mejorar la salud.
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