Reaparecen en Italia tras una subasta dos dedos y un diente de Galileo

Tras más de un siglo en paradero desconocido, dos dedos y un diente del genio renacentista Galileo Galilei (1564-1642) han aparecido en Italia en un relicario comprado en subasta por un coleccionista, que no sabía que contenía tales restos.
Las reliquias han sido sometidas a análisis, tras lo que el Instituto y Museo de la Historia de la Ciencia de Florencia, que informa hoy del hallazgo en una nota de prensa, ha confirmado que pertenecen al pisano, cuyos restos se conservan actualmente en la Basílica de la Santa Croce de la capital toscana.

Según explicaron hoy a Efe fuentes de la institución florentina, el Instituto y Museo de la Historia de la Ciencia de Florencia tuvo noticia de la reaparición de los dedos y el diente de Galileo después de que un anticuario se los entregara, sin dar muchos detalles sobre las circunstancias en que llegaron a él.

El anticuario asegura que adquirió un relicario de madera, que sorprendentemente encerraba dos dedos y un diente, en una subasta cuya fecha y lugar de celebración no ha precisado, como tampoco ha dicho cuánto pagó por esa pieza.

Las tres reliquias, de las que se perdió el rastro hace más de cien años, se suman así a las otras dos, un dedo y una vértebra, que conservan dos instituciones italianas, con las que se completan finalmente los cinco restos del cuerpo de Galileo que fueron separados del cadáver durante su exhumación, el 12 de marzo de 1737.

'Todo el material orgánico extraído del cuerpo queda ahora identificado y conservado en manos responsables', asegura en el comunicado el museo florentino, que expondrá las reliquias reencontradas a partir de la próxima primavera.

'Como es sabido, un dedo estaba ya en exposición permanente en el Museo de Historia de la Ciencia, mientras que una vértebra es custodiada en la Universidad de Padua, donde Galileo enseñó durante casi veinte años', prosigue el museo.

La historia de la autonomía de estas cinco partes del cuerpo de Galileo se remonta a 1737, casi un siglo después de que el científico, muy polémico en la época por sus teorías y sus desencuentros con la Iglesia Católica, muriera y fuera enterrado en un lugar discreto y poco accesible.

De hecho, el deseo de trasladar el cuerpo del genio a un lugar propio de su importancia científica e histórica fue lo que propició la exhumación del cadáver de Galileo, condenado en vida por la Inquisición por haberse adherido a la teoría de Copérnico, que sostenía que era el Sol, y no la Tierra, el centro del Universo.

Durante la exhumación, promovida por el Gran Duque de la Toscana Gian Gastone, varios expertos de la época y fieles seguidores del trabajo del científico extrajeron esos tres dedos (de la mano derecha), la quinta vértebra y el diente, para conservarlos como reliquias.

Con la reaparición de los dos dedos y el diente, acaecida durante el cuarto centenario del telescopio del genio pisano, se pone fin al proceso de sepultura del cuerpo de Galileo, cuya presencia en la Basílica de la Santa Croce de Florencia supuso para el Gran Duque de la Toscana la confirmación de la independencia del poder civil respecto del religioso.

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