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"Resucita" en Toledo el amor de padre ante la muerte de una hija en el siglo XIX

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photo_camera El amor de un padre, reconocido profesor de música, ante la muerte de su hija en 1889, cuando apenas tenía once años, ha llegado a nuestros días a través de una primorosa publicación.

El padre educó a Carmen en un ambiente musical y la pequeña mostraba aptitudes, pero el 23 de julio de 1889 falleció dejando en el hombre un inmenso dolor

El amor de un padre, reconocido profesor de música, ante la muerte de su hija en 1889, cuando apenas tenía once años, ha llegado a nuestros días a través de una primorosa publicación, que incluye la reseña necrológica en la prensa, y un panteón que sigue en pie junto a cipreses que ya son centenarios.

Gabriel Melitón Baños se casó con Isabel Moreno Sánchez en diciembre de 1876 y apenas un año después, el 26 de diciembre de 1877, nació su hija. Quince días más tarde murió la madre y la niña quedó huérfana.

El padre educó a Carmen en un ambiente musical y la pequeña mostraba aptitudes, pero el 23 de julio de 1889 falleció dejando en el hombre un inmenso dolor, como recogió en una reseña necrológica el director de la revista `Toledo`, José María Ovejero: "la situación de nuestro querido amigo es de las que no pueden expresarse; su desventura es simplemente inmensa".

El cadáver de la niña se inhumó en el cementerio municipal de entonces, el de Vega Baja (que hoy es el instituto de secundaria María Pacheco), y cuando se inauguró el actual (1893) su padre adquirió terrenos a perpetuidad para construir un panteón y trasladar los restos de su hija, como hicieron muchos otros toledanos.

Una vez el panteón estuvo construido, e instalado junto a unos cipreses que hoy ya son centenarios, el padre decidió imprimir el folleto `In memorian` que sus descendientes han donado ahora al Archivo Municipal de Toledo.

"El padre quiso recordar a su hija y nosotros hemos querido cumplir el deseo de aquel padre", ha manifestado García Ruipérez.

La exposición virtual `Noticiar la muerte en Toledo` recoge cuatro oraciones fúnebres pertenecientes a la Colección Luis Alba que permiten saber cómo se transmitía la muerte en una ciudad que mantiene viva la costumbre de colocar esquelas en espacios públicos de forma bien visible, por ejemplo en el entorno de la céntrica plaza de Zocodover.

También expone los tres reglamentos que han establecido el funcionamiento del camposanto toledano, fechados en 1893, 1976 y 2010, y fotografías de sepulturas de 35 personas que tuvieron una especial relación con la ciudad.

Entre las más antiguas están las del historiador Antonio Martín Gamero (1823-1874), uno de los autores que más contribuyó al conocimiento de la historia toledana en el siglo XIX, o el fotógrafo Casiano Alguacil, que falleció en 1914 y fue uno de los profesionales más reconocidos de la segunda mitad del XIX.

Y, por supuesto, se expone la fotografía del mausoleo de la niña Carmen Baños y la lápida del arquitecto Juan García Ramírez, que redactó los planos de aquel panteón encargado por el apenado padre, en la exposición (que estará abierta en la web www.ayto-toledo.org).

El archivero municipal ha subrayado que la historia de los cementerios toledanos es deudora de los trabajos realizados por el historiador y escritor Rafael del Cerro Malagón y ha señalado que gracias a la Colección Luis Alba se han podido reproducir las esquelas.

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