La 26 edición del certamen arrancó en Madrid con 1.050 expositores y novedosas propuestas

El Salón de Gourmets pone imaginación frente a la crisis

Un cocinero corta pulpo en la primera jornada del certamen en Madrid. (Foto: KOTE RODRIGO)
El 26 Salón de Gourmets, que se celebra desde ayer en Madrid, notó por primera vez este año los efectos de la crisis, con una cantidad algo inferior de expositores, aunque apuesta por seguir adelante y capear las dificultades 'a dos carrillos', mostrando al mundo los mejores productos, alimentos y bebidas. Y es que a pesar de ese ligero decrecimiento reconocido por el presidente del Grupo Gourmets, Francisco López-Canís, y atribuible sobre todo al menor espacio ocupado por las instituciones, el salón sigue ocupando tres enormes pabellones de Ifema.
A lo largo del día fue constante la afluencia de un público ávido por conocer las casi mil nuevas exquisiteces culinarias que se presentan en este escenario, por probar las decenas de novedades con las que cada año desembarcan las bodegas, por darse el capricho de degustar ostras, jamón ibérico y caviar, todo en una mañana y gratis...


NOVEDADES

Entre estas novedades, infusiones de pacharán, nuevos sabores imposibles de helado -algo que parecía ya una quimera, una vez inventado el de fabada-, delicadas flores de hibiscus conservadas en licor de rosas o caviar de limón. También será presentado en el Salón de Gourmets el primer pincho creado por un cocinero español con tres estrellas Michelin, Juan Mari Arzak, para una escudería de Fórmula Uno, tras el reciente acuerdo firmado entre el grupo Arzak-Bokado y el equipo HRT.

Todo ello sin que productos más tradicionales pierdan un ápice de protagonismo: el buen jamón sigue volando de los platos, la morcilla de Burgos se moderniza en versión tapa, las conservas de pescado se promocionan como el perfecto aliado en la cocina y el salmorejo 'es lo más'. Unos 30.000 nuevos productos y bebidas, en total, distribuidos en 1.050 expositores, en una superficie de 18.300 metros cuadrados que espera recibir a unos 80.000 visitantes, diez veces más que los que recibió la primera edición, hace 26 años.

'Aun con la crisis, la feria está haciéndolo muy dignamente, el salón está lleno y el programa de actividades es muy intenso', explicó López-Canis, quien calificó de 'alentadora' la presencia de la potencia gastronómica que es Japón, por primera vez representado en esta cita con un pabellón propio.

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