Un símbolo de la Guerra Civil española resucita en París, 72 años después

Marina Ginesta, en la actualidad. (Foto: Boris Zabiensky)
Marina Ginesta, fusil al hombro, mira a la cámara. Es el 21 de julio de 1936 en la azotea del hotel Colón de Barcelona. Setenta y dos años después, esa mirada adolescente y orgullosa, ajena al horror que se avecinaba, se reencontró con el objetivo de una cámara, en París, gracias a un aprofunda investigación.
Ginesta tenía 17 años cuando el fotógrafo Juan Guzmán la inmortalizó en una de esas imágenes que, varias décadas después, se convertirían en un símbolo de la contienda y que forman parte del Archivo Histórico de Efe.

Tres días después del alzamiento militar contra el Gobierno republicano, esta traductora y mecanógrafa afiliada a las juventudes comunistas posaba con Barcelona a sus espaldas en la terraza de un hotel, hoy sede de un banco, en donde sus camaradas se habían hecho fuertes.

De Marina Ginesta nunca más se volvió a saber. Hasta que el empeño del documentalista, Julio García Bilbao, permitió hallarla en París y que rememora aquel instante con una lucidez extraordinaria a sus 89 años.

'Es una buena foto, refleja el sentimiento que teníamos en aquel momento. Había llegado el socialismo, los clientes del hotel se habían marchado. Había euforia. Nos aposentamos en el Colón, comíamos bien, como si la vida burguesa nos perteneciera y hubiéramos cambiado de categoría rápidamente', explicaba Ginesta a Luis Miguel Pascual, hace seis días, en una entrevista en su domicilio de París.

Ginesta accedió a hablar con Efe después de que García Bilbao la encontrara en París tras meses de concienzuda investigación.

En foros de internet, en las páginas de las memorias del corresponsal soviético de 'Pravda', Mijaíl Koltsov, con quien la joven aparece en otra foto de Efe al lado de Durruti, o buceando en el Archivo de la Guerra Civil de Salamanca, García Bilbao descubrió que la Marina Jinesta, con J, que identificaba Guzmán en el pie de foto era en realidad Marina Ginesta, una exiliada que aparecía citada como traductora de textos de francés de un psicoanalista español en París.

Marina no supo de la foto hasta hace dos años, pese a que la icónica imagen llevaba tiempo circulando por todas partes, sirvió de portada para el libro 'Trece rosas rojas', de Carlos Fonseca (Temas de Hoy), y fue divulgada por Efe, junto a otras decenas de fotografías, en el libro 'Imágenes inéditas de la Guerra Civil' (2002), con introducción de Stanley G. Payne.

Ahora, en este mayo francés, Ginesta posa para Boris Zabiensky con la histórica foto enmarcada por sus manos, los tejados de París al fondo y esa estampa de vieja gloria del cine que en 72 años no ha perdido un píxel de glamour ni una gota de orgullo.

'Dicen que en la foto del Colón tengo una mirada arrebatadora. Es posible, porque convivíamos con la mística de la revolución del proletariado y las imágenes de Hollywood, de Greta Garbo y Gary Cooper', decía hace seis días.

Una foto y una frase para un siglo.

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