Sociedad

Soledad y olvido, los males de una sociedad hiperconectada

Un grupo de personas mayores conversa a media tarde en un banco de la calle.
photo_camera Un grupo de personas mayores conversa a media tarde en un banco de la calle.
Frente a quienes viven solos por decisión personal, muchos lo hacen aislados y sin protección

Más de dos millones de personas mayores de 65 años viven solas y, frente a quienes lo hacen por decisión personal, muchas viven aisladas, sin protección e invisibles para la sociedad. Falla el sistema, desde el familiar hasta el sanitario o económico, como ocurrió con la anciana hallada muerta en su casa de Madrid quince años después de fallecer.

Vivir en una sociedad hiperconectada supone que cada uno de nuestros movimientos deje una huella en forma de datos. Sin embargo, noticias como la muerte de esa mujer de 78 años -a la que nadie echó de menos durante más de una década- demuestran que el sistema no es capaz de evitar la muerte de personas vulnerables en la más absoluta soledad.

Los servicios sociales no actúan si quien lo necesita no lo pide. "Si esa persona hubiera solicitado ayuda a domicilio o teleasistencia, la trabajadora social de referencia, ante cualquier pequeño cambio, le echa en falta rápidamente", señala el presidente de la Asociación de Directoras y Gerentes en Servicios Sociales, José Manuel Ramírez.

Los servicios sociales también pueden intervenir si algún vecino da la voz de alarma. "Se activa un mecanismo, se acercan al domicilio para ver qué pasa, si no abre la puerta y no hay confirmación de que se haya ido a una residencia o a vivir con cualquier familiar, se advierte a la policía local", que realiza sus indagaciones.


Pacientes ocultos


La coordinadora de Gestión Sanitaria de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, Inmaculada Cervera, alerta de que una parte de los pacientes de más edad -entre un 5 y un 10 %- pueden "pasar desapercibidos para el sistema sanitario". "A la consulta de atención primaria viene gente que puede desplazarse pero, a medida que se hacen más mayores, las enfermedades se cronifican, tienen mayor dificultad para moverse y ahí tenemos el riesgo de que se conviertan en pacientes ocultos", explica la doctora Cervera.

Plantea que el reto para los próximos 10 a 15 años está en la coordinación de los servicios sociales y la atención primaria "para que a esa población mayor y crónica le demos un servicio de calidad en el que hagamos una prevención y una promoción de la salud".

Tampoco, es Hacienda quien pede dar el aviso, responde José María Mollinedo, secretario general de los Técnicos de Hacienda (Gestha). "Las administraciones están interconectadas de tal forma que, cuando se produce un fallecimiento, la información de Registro Civil llega a la Seguridad Social, a la Agencia Tributaria y a las comunidades autónomas a efectos de la liquidación del Impuesto de Sucesiones". Pero si no se conoce ese fallecimiento, la pensión no se da de baja y esa persona mantiene sus obligaciones con Hacienda.

De los 6,7 millones de pensionistas, hay al menos dos millones que no tienen que presentar declaración de la renta porque tienen ingresos por debajo de los 8.000 euros, explica. "De los que tienen que presentarla, si no lo hicieran, Hacienda remitiría una carta con la liquidación; si no hay respuesta se publica en el boletín, se emite un edicto y se liquida en cuenta con apremio". Tampoco saltaría la alerta en el caso de que la persona mayor tuviera una cuenta activa, como ocurrió con la mujer hallada muerta la semana pasada.

El técnico de Hacienda propone que la Seguridad Social establezca obligatorio hacer un documento de fe de vida cada año y que las compañías eléctricas cedan la información del consumo o de falta de él para abrir una indagación. "Hacienda tiene muchos datos, como el del consumo de electricidad de los domicilios, pero solo se utiliza para hacer sus comprobaciones en las liquidaciones", aclara Mollinedo.

"Los bancos gestionan el ahorro de las familias, se responsabilizan de forma transparente y segura de los fondos depositados", pero deben ser los clientes los que nos den la información actualizada de sus datos de contacto, explica José Luis Martínez Campuzano, de la AEB. "Los bancos no pueden localizar a un cliente cuyos datos de contacto no estén actualizados o no pueden conocer su fallecimiento si no se les notifica", añade.

“No es un problema médico o mental, es sobre todo social"

"La soledad no es un problema médico ni mental, por lo tanto no hay que darle una respuesta sanitaria; hay muchas personas que llegan a las consultas porque se sienten solas y tristes, pero la respuesta que deberían dar los sistemas sanitarios es reconducir esa demanda hacia una respuesta social, afirma el psiquiatra Alberto Ortiz.

Este especialista en Salud Mental  incide en la importancia de que las personas con soledad creen conexiones y contactos con su entorno mediante la participación de actividades en centros culturales o vecinales. 

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