The Record Plant Studios: ¡Ojalá las paredes puedieran hablar!

En más de una ocasión hemos glosado en esta página que cada fin de semana tengo el placer de compartir con todas y todos los lectores de La Región, la historia de grandes locales de conciertos que cerraron sus puertas y que dejaron su impronta y su leyenda, como por ejemplo el CBGB de Nueva York o los legendarios Fillmore de Bill Graham en Nueva York y California. Pero pocas veces se han dedicado recuerdos similares a lugares que albergaron en sus paredes una magia y un depósito acumulado de historia análogo a los de las míticas salas de conciertos que en las que se vivieron esas inolvidables jornadas que llenan las enciclopedias de la historia de nuestra música. Hoy quiero recordar con todos y todas ustedes uno de esos estudios en los que se escribieron muchas de las páginas más brillantes y emocionantes que se han escrito en el gran libro de la historia del rock: los Record Plant Studios. Hace hoy exactamente 30 años, el 28 de febrero de 1991 que un equipo de técnicos empezó a desenchufar y desatornillar los equipos, a cargar las consolas, desconectar el fluido eléctrico y por última vez, cerrar la puerta de acceso principal a los Record Plant Studios de Hollywood, Los Ángeles. Uno de esos días en los que como muy acertadamente cantó Don McLean, la música murió. Reportajes de prensa de la época aseguran que Bruce Springsteen tenía ya reservadas y pagadas cuatro semanas para empezar en marzo la grabación de lo que sería su doble lanzamiento de 1992, "Human Touch / Lucky Town", pero los últimos propietarios que habían adquirido el estudio, el consorcio Chrysalis Group PLC, con sede en Londres, anunció inesperadamente que pondría el edificio a la venta, diciendo que el estudio de Hollywood era demasiado caro de mantener. “El aumento de la competencia ha hecho necesario que los estudios sean mucho más grandes y estén respaldados por un financiamiento corporativo igualmente más grande, o tan pequeños que se puedan desarrollar con muy poco dinero”, dijo Joe Kiener, vicepresidente de Chrysalis USA en Nueva York. Record Plant Studios, también conocidos durante muchos años simplemente como "The Record Plant” abrieron por primera vez sus puertas en la ciudad de Nueva York en 321 West 44th Street map, en 1968. Al año siguiente, abrieron un nuevo estudio en Los Ángeles, en el cruce de la 3rd Street y La Cienega Boulevard, siendo aquel el primer estudio de grabación en ofrecer en sus instalaciones spa, dormitorios y salones. En 1972, el estudio abrió una tercera sucursal en Sausalito, California. Originalmente, las 3 ubicaciones estaban gestionadas por la misma empresa. La larga y fecunda historia de The Record Plant comenzó con uno de los proyectos inaugurales más famosos de la historia: ‘Electric Ladyland’ de Jimi Hendrix. La primera gran sesión de mezcla, poco después, fue la banda sonora de la película del Woodstock Festival. Estas dos sesiones históricas pusieron en movimiento una cadena interminable de éxitos, de lo que eventualmente serían varios estudios que compartirían el mismo nombre, calidad en equipamiento técnico – el The Record Plant de Los Angeles fue uno de los primeros estudios en instalar una grabadora de cinta de 24 pistas, en 1970 - y sello de calidad. Además de ofrecer excelencia técnica e innovación, los propietarios fueron de los primeros en convertir los espacios de trabajo en un estudio, hasta entonces más parecidos a un laboratorio o una sala de hospital en un entorno más acogedor, más hogareño incluso, proporcionando una atmósfera "vibrante" para ayudar a fomentar la creatividad. Chris Stone dijo una vez que estaban "cambiando los estudios de lo que eran (luces fluorescentes, paredes blancas y pisos de madera) a las salas de estar en casa que son en la actualidad". Y la idea funcionó con un éxito sin precedentes. Salvo raras excepciones, absolutamente todos los grandes del rock de los 70 y los 80 registraron alguna de sus más conocidas en los Record Plant y su leyenda no dejó de crecer y crecer. Baste con mencionar alguno de los ejemplos más recordados entre los muchísimos que se podrían citar: en los de Nueva York, ‘Imagine’ de John Lennon (1971) ‘Get Your Wings’ (1973-74) y ‘Toys In The Attic’ (1975) de Aerosmith, ‘Born To Run’ (1975) de Bruce Springsteen, ‘Easter’ (1978) de Patti Smith o la que sería la última grabación de John Lennon el mismo día de su muerte, el 8 de diciembre de 1980, para su álbum póstumo ‘Double Fantasy’. Asimismo gran parte del ‘Who´s Next’ (1971) de The Who se grabó aquí, pero Pete Townshend, descontento con los resultados, volvió a regrabar todo el álbum en los Olympic de Londres. Ahora bien, si nos fijamos en la nómina de los discos grabados en California, en absoluto le van a la zaga a los de la costa este: ‘Black Sabbath, Vol.4’ (1972) de los Sabs, el multimillonario ‘Rumours’ (1976-77), de Fleetwood Mac, ‘Songs In The Key Of Life’ (1976) de Stevie Wonder, ‘Hotel California’ (1977) de los Eagles, ‘Foolish Behaviour’ (1980) de Rod Stewart o ‘The Works’ (1984) de Queen. Sin mencionar episodios históricos que aquellas paredes vivieron, como la desenfadada jam-session entre John Lennon y Paul McCartney de 1974, última vez que los dos principales miembros de los Beatles tocaron música juntos. La suerte no siempre estuvo del lado de los estudios: el cofundador de los Record Plant e ingeniero de sonido Gary Kellgren falleció en 1977 en circunstancias trágicas, y solo un año después, el Studio C de Record Plant Los Angeles se incendió. Y no tardaron en llegar cambios importantes: el estudio de Sausalito se vendió en 1981 -finalmente cerró en 2008, ya muy alejado de su espíritu original- mientras que el de Nueva York cerró sus puertas en 1987, poco después de su adquisición por parte de Sir George Martin. El The Record Plant más legendario, el que atesoraba más prestigio y reconocimiento, el de Los Angeles, entre 1985 y 1986, se mudó a las instalaciones de una antigua estación de radio en Hollywood. Y allí terminó sus días de gloria. A través de diversas maniobras empresariales de compra de activos, venta de acciones, operaciones especulativas, etc. al final y al cabo de algunos años, los Record Plant reabrieron, pero ya nunca recuperaron el halo de grandeza y prestigio que los rodeó en los 70 y 80. Su reapertura en gran medida, usando el logo y el nombre Record Plant a modo de franquicia para darle una pátina, un barniz de autenticidad que ya no tenían, supuso la apropiación de ese nombre para convertirlo en una marca, como lo pueden ser en la actualidad McDonalds, Starbucks, Rolling Stone o Rock In Rio, sin más objetivo que la explotación de una leyenda que estaba muy lejos en origen de los objetivos con los que empezó a ser explotada. Por ello, defiendo y defenderé el legado de los verdaderos The Record Plant Studios, los que cerraron sus puertas definitivamente el 28 de febrero de 1991. Keep on Rockin’…