El verano en el que volvieron las fiestas a los pueblos

O carballiño 5/5/22
Concierto orquesta panorama en O carballiño

Fotos Martiño Pinal

En el imaginario colectivo español existe un verano que suena a orquesta y a pasacalles, que huele a pólvora, a vino y a comida popular y que es punto de encuentro de quienes se fueron lejos y quienes quedan en los pueblos. Son las fiestas patronales y este año, tras un parón que pareció eterno, han vuelto con toda su fuerza.

"El regreso de las fiestas devuelve la vida y la ilusión a los pueblos". Habla Paula, 23 años, residente en Bilbao y que acaba de disfrutar de las fiestas de su pueblo, Rasueros, en Ávila, en honor a la Virgen de los Dolores. Como miles de españoles, ha sido testigo del resurgir de las festividades en su municipio tras dos años de vacío consecuencia de la pandemia.

Paula resume el mensaje de otros testimonios recogidos por EFE. El de Carlos Fraile, alcalde de Cuéllar (Segovia), el de Basty, Juanjo o Raúl, músicos que han sufrido especialmente la ausencia de festejos, o el de Manuel, un joven de Puebla de los Infantes (Sevilla) que contaba los días para la llegada de la feria de su pueblo.

El verano del 22 ha supuesto el auténtico regreso de las orquestas, las charangas o las peñas y, con ello, la revitalización del turismo y la economía en la España vaciada. Un subidón que se entiende muy bien al escuchar a Raúl García, cantante de orquesta: "No hay tanto músico para tantas ganas de fiesta".

LAS FIESTAS O CÓMO EMPUJAR LA ECONOMÍA DE LOS PUEBLOS

Las fiestas en los pueblos suponen un empuje para la economía local. Los ayuntamientos crean programas atractivos para atraer el mayor público posible. Y dado que este año esperaban una mayor afluencia de personas respecto a 2019, último año prepandemia, (sin olvidar que en mayo de 2023 hay elecciones, que todo influye), muchos ayuntamientos han tirado la casa por la ventana.

Cuéllar, en Segovia, con más de 9.500 habitantes censados, celebra esta semana sus fiestas patronales, con un presupuesto de 400.000 euros. “En cuestión económica las fiestas de Cuéllar tienen una repercusión brutal, son más de cinco millones de euros (de retorno)”, manifiesta el alcalde, Carlos Fraile.

Algo semejante ocurre en multitud de localidades, entre ellas Puebla de los Infantes (Sevilla) o Coca (Segovia).

“En este tipo de pueblos el verano es lo que nos da vida, la gente vuelve a su lugar de origen, y este año en concreto hay muchísimo entusiasmo”, manifiesta la concejala de Cultura de Coca, María Milagros Matesanz.

Algo a lo que el concejal de festejos de Puebla de los Infantes, Miguel Martínez, añade: “que la gente tenga tanta ilusión después de dos años ha hecho que invirtamos más en las celebraciones, de hecho se ha incremento el número de actuaciones de orquestas, lo que ha supuesto un gasto de 7.000 euros más que en 2019”.

LAS ORQUESTAS SE RECUPERAN TRAS DOS AÑOS DE PARÓN

Las orquestas y las bandas fueron unas de las grandes afectadas por el COVID, ya que durante dos años su trabajo se vio parado casi por completo.

Esteban Piñero, conocido como Basty, cantante gaditano de 41 años, se dedicó desde muy joven a la música. Sus inicios los recuerda en Eurovisión 2007, festival en el que participó junto a su grupo D’Nash, con el que hizo varias giras.

A partir de 2010, comenzó también a actuar en escenarios de orquesta, lo que le motivó a montar la suya propia. Actualmente es responsable de dos, “La Mandragora” y “La Misión”, en las que trabajan más de 50 personas.

Para Basty, la pandemia fue sinónimo de reinventarse y de intentar adaptar los eventos a las circunstancias, una tarea complicada, en la que muchos integrantes tuvieron que irse en busca de otro empleo. “Había que hacer malabares para sacar algo adelante, no teníamos trabajo para todos”.

Sin embargo, asegura que este año le ha sorprendido gratamente la cantidad de contrataciones de pueblos y la recepción del público.

“En general la cosa se ha animado, la afluencia del público está siendo una ida de olla, hay muchísima gente en todos los sitios y, a diferencia de los años anteriores, no paran de llamarnos para actuar”, asegura.

Por su parte, Raúl García, 45 años e integrante de la orquesta Super Hollywood, lleva desde los 14 dedicado a la música de forma profesional. En un principio sólo trabajaba como artista durante los meses de julio y agosto, pero a partir de 2006, al mudarse a Galicia, se centró en exclusiva en su carrera como intérprete.

Así fue hasta que llegó el virus y se vio obligado a dejar por primera vez su profesión de lado y trabajar en otros oficios como el de camarero.

“Los festivales se suspendieron, muchas orquestas cayeron y se tuvieron que buscar la vida", explica Raúl. Ahora, ocurre lo contrario, como bien demuestra la frase citada al comienzo de este reportaje.

"Algunos días de agosto no ha habido orquesta para todos los pueblos, ha sido una vuelta al cole bestial, con mucho trabajo", recalca.

Otras bandas, como la orquesta Illinois, formada por ocho artistas, también han notado este cambio. Juanjo, uno de sus integrantes, cuenta que durante este tiempo en el que no hubo trabajo se dedicó a mejorar sus estudios musicales mientras que otros miembros, al igual que en los casos anteriores, abandonaron el grupo.

“Es cierto que este año nos han llamado más para actuar, de hecho hemos tenido que rechazar varios conciertos porque como se fue gente y tuvimos que empezar de cero, ahora tenemos que ampliar la plantilla”, subraya.

LAS PEÑAS, FUNDAMENTALES EN LAS FIESTAS

El éxito de las fiestas de los pueblos se mide en parte a través de los propios participantes y por supuesto de sus peñas.

Manuel, de Puebla de los Infantes, y Paula, que veranea en Rasueros, se declaran amantes de las fiestas de los pueblos y han celebrado su vuelta con mucho entusiasmo. Para los dos, participar en una de las peñas de su pueblo con amigos de la infancia o ir a la feria es esencial cuando llega el verano.

“Las fiestas de los pueblos forman parte de su idiosincrasia, de su forma de ser, de su forma de relacionarse, además de que, económicamente, es un aliciente para nuestra economía”, comenta Manuel.

“En mi pueblo el mes de agosto siempre es un mes de muchísimo turismo, si no llega a los 3.000 habitantes durante el año en este mes puede llegar a duplicarse perfectamente”, relata.

El pueblo de Paula tiene menos de 200 habitantes en invierno, y es durante las fiestas cuando se llena. "Durante este tiempo abren las piscinas, los bares y se hacen muchas más actividades".

Paula también considera que las fiestas mantienen una conexión entre la juventud con estos lugares que pertenecen a la “España vaciada”.

"No puede haber nada más positivo y beneficioso que celebrar unas fiestas, es la forma de dar vida al pueblo, sobre todo cuando son tan pequeños y vacíos, yo siempre diré que nunca me lo he pasado tan bien como en las fiestas de mi pueblo".

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