El volcán de La Palma ya ha destruido más de 600 viviendas

La anchura de la superficie de la colada de lava asciende ya a un total de 1.250 metros de longitud

La erupción volcánica de la isla de La Palma, de la que ya se cumplen 16 días, ha destruido hasta el momento 726 construcciones, de las que 605 son viviendas; 58, edificaciones de uso agrícola, y 30, de uso industrial, según los datos del Catastro registrados hasta la tarde de ayer lunes.

Así lo ha informado en rueda de prensa el director técnico del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende, quien ha explicado que estas cifras difieren de los registrados por el satélite Copernicus, pues éste detecta cualquier punto que pueda ser una edificación, lo que induce a errores porque al final pueden ser una pérgola, un gallinero en precario, un pajero abandonado, entre otras construcciones.

En concreto, los últimos datos aportados por Copernicus hablan de 1.154 construcciones afectadas por la erupción, de las que 1.046 habrían quedado destruidas por la lava y 108 estarían dañadas o en riesgo de colapso.

La erupción que comenzó hace 16 días en Cumbre Vieja, en La Palma, no da tregua a la población de los municipios cercanos que intentan aceptar con la mayor normalidad que pueden los comportamientos de este volcán, que según los científicos, se ajustan a las pautas de una erupción estromboliana. Tras unos días de relativa estabilidad en la actividad volcánica, pasadas las 19.00 horas del domingo una parte del cono se rompió, lo que produjo, además de una fase explosiva, la salida de abundante lava fluida que se fundió en una única colada. Aunque estas roturas ya se produjeron en varias ocasiones, esta vez la emisión de la lava fue mayor y aunque desde el inicio de este episodio, se informó que parecía que la lava transcurría por las rutas realizadas por anteriores coladas, los científicos y los dispositivos de seguridad se mantienen vigilantes por si hay algún cambio. 

Además intentan tranquilizar a la población ante el aumento en las últimas horas de la sismicidad y señalan que este enjambre se produce a niveles profundos y no implica que se vaya a abrir una nueva boca eruptiva. La superficie afectada por la erupción asciende a 413,38 hectáreas, 14,2 más que ayer, y el perímetro de la zona afectada es de 36,3 kilómetros aunque se confía en que no toda esta superficie esté arrasada por la lava. La anchura de la colada en algunos tramos es de 1.250 metros, 300 metros más que ayer mientras que la fajana que se creó al caer la lava al mar tiene ya una superficie de 32,7 hectáreas. 

El Instituto Volcanológico de Canarias constató a través de satélites la existencia de unos tubos volcánicos que están ayudando a canalizar la lava hacia el mar. Tras 16 días de erupción, por ahora nadie se plantea un final cercano, aunque Involcan asegura que esta se producirá cuando se observe una disminución en la emisión de dióxido de azufre a la atmósfera, que anteayer se estimó en 16.000 toneladas. Por primera vez en muchos días, la meteorología está ayudando a la mejora de la calidad de aire aunque esta mañana el valle de Aridane amaneció cubierto por una densa nube que impidió al sistema de satélites europeo de monitorización terrestre Copernicus actualizar la evolución del volcán y el viento se presenta favorable para que los gases no afecten a la operatividad del aeropuerto.

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