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El estallido del mercado NFT

Los NFTs pueden haber llegado para restablecer el mercado artístico, pero quizás su futuro sea aún más amplio

El titular de esta columna de la semana pasada lo planteé como una pregunta retórica, ya que para mi el software es una realidad con mucho valor y en ningún caso una burbuja. En cambio, sobre el NFT -Non Fungible Token-, tema que planteo esta semana, no lo tengo nada claro. Dudo porque confío en el mundo criptográfico y en la tecnología blockchain para asegurar la veracidad de un documento. Desde hace tiempo soy usuario de certificados digitales, de tecnologías que aplican blockchain y de archivos encriptados para salvaguardar la intimidad, autenticidad y fidelidad de la documentación que manejamos adiario entre mis colaboradores y clientes.

El origen de esta fiebre de los NFT, o certificados de autenticidad de las obras digitales, que sirven como registro identificador y autentificador de archivos digitales, se plantea desde el mismo momento en que vídeos, canciones, cromos de la NBA, fotografías e incluso esculturas pasan a poder ser desarrolladas al 100 por 100 digitalmente. La facilidad de copia y de compartir los contenidos dificulta desde hace muchos años la venta con certificado de autenticidad y autoría de las diferentes obras de arte, lo que genera un mercado B de difícil eliminación por parte de las autoridades. Si ya los óleos de los clásicos contaban con un gran mercado de falsificaciones imagínense ahora la complejidad de reconocer la autoría de una partitura o de un dibujo generado íntegramente por ordenador.

Esta necesidad del mercado por certificar la autenticidad de las obras ha provocado el estallido de un mercado millonario. Lo que antes podía estar minusvalorado en el mercado, como una canción creada e interpretada por un famoso artista, ahora puede revalorizarse exponencialmente. El artista decide cuántas copias de esa canción sacará al mercado, ya que podrán ser identificadas como auténticas o burdas copias con la lectura del certificado NFT que porte cada copia. De esa manera, para un mercado como el artístico, expuesto hasta el momento por miles de copiadores piratas, los NFT podrían ser un auténtico revulsivo en el sector. No se lo creerán, aunque el boom de este sistema de autenticación digital haya adquirido su popularidad en las últimas semanas, su origen proviene de los CryptoKitties en 2012, unos gatitos animados coleccionables, al estilo de los conocidos tamagotchis, de los que la empresa vendedora certificaba que sólo existía uno de cada especie. Hoy hablamos de un gráfico animado, un mapa, un tuit, un vídeo o una pintura. El NFT es el documento digital que contiene los metadatos que garantizan su autenticidad.

Los NFTs pueden haber llegado para restablecer el mercado artístico, pero quizás su futuro sea aún más amplio. De hecho, he aquí donde me entran las grandes dudas de la posibilidad de que los NFT terminen en una burbuja, porque el NFT no impide que se copien las obras, sino que certifica que el comprador de esa obra con NFT posee un token o certificado que asegura que él es propietario de la obra original. Como ejemplo de la amplitud de las posibilidades de autenticación, la NBA ha apostado fuerte por esta tecnología abriendo un mercado de pequeños vídeos con las jugadas de los ídolos, o simples cromos de los que cualquiera puede ser propietario tras el desembolso de pocos o muchos dólares. El éxito ha provocado que actualmente los aficionados esperan ansiosos a que emitan nuevos paquetes con nuevas colecciones tras agotarse las primeras emisiones.

Así, las cifras hablan ya de un mercado que ha generado más de 200 millones de dólares. Nuestro país no es ajeno a este multimillonario negocio y equipos como el FC Barcelona ya han encontrado un interesante espacio para la fidelización y monetización de sus seguidores.

¿Pagarías 200.000 euros por una obra digital como un sello, por una fotografía o un vídeo? La idea de comprar algo que en verdad no está ahí, que no es tangible, es, como poco, extraña. Un jugoso negocio de todo tipo de coleccionables donde la respuesta que puede resolver si se trata de un mercado real o de una burbuja solo la tiene el mercado.

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