SENDA 0011

Seguridad en internet, cuestión de conciencia

En 2020 el tiempo que una persona pasó delante de una pantalla conectada a internet aumentó un 80 por ciento respecto a 2019 y hoy uno de cada tres usuarios de la red es menor. Con estos dos datos, comprensibles durante la época pandémica que estamos viviendo, es necesario que tomemos conciencia de los riesgos y amenazas que aparecen al final del cable.

El SID -Safer Internet Day- se ha celebrado este martes, como todos los segundos días de la segunda semana del segundo mes del año, desde 2003, con el objetivo de promover un uso seguro de la red y de las tecnologías de la información, en especial, entre niños y adolescentes. Su Majestad la Reina apuntaba en su discurso la necesidad de compatibilizar “un uso responsable respetuoso, crítico y creativo de la tecnología con el desarrollo de las capacidades digitales para propiciar un progreso que garantice el bienestar social”.

La realidad actual es que sin la colaboración de todos los usuarios será imposible que cualquier empresa, organización o autoridad consigan reducir los niveles de riesgo para los usuarios. Cuando hablamos de seguridad en Internet suelo compararlo con la seguridad en las carreteras. Las instituciones pueden diseñar y construir carreteras cercanas a la perfección, los fabricantes los automóviles más seguros y los agentes de la autoridad imponer una vigilancia férrea. Pero si los usuarios de las vías no conducen con precaución y no denuncian los posibles actos delictivos que se estén cometiendo el nivel de riesgo global nunca se eliminará.

Por tanto, solo veo una manera de mitigar la inseguridad circundante al uso de las nuevas tecnologías, la formación y la concienciación a todos los usuarios, comenzando por los más mayores y los más pequeños, en buenos hábitos digitales y comportamientos seguros en el uso de estas tecnologías. Invertir en la concienciación y en la difusión de buenas prácticas. Existe una relación entre el incremento del uso de internet y el mayor número de incidentes de seguridad, pero ésta no es lineal. La mayor ocurrencia de casos depende muchas veces del volumen del uso que hacemos de internet. Ante el avance de la educación a distancia y del teletrabajo y la reducción de seguridad en las redes que conlleva el uso de líneas domésticas, los ciberdelincuentes aprovechan los descuidos humanos para perpetrar sus ataques. Teniendo en cuenta que, según el Informe 2020 Insider Threat Report de Bitglass, los empleados serían los responsables del 60 por ciento de los ataques a empresas, la inversión en costosísimos sistemas y programas contra los ciberdelincuentes y antifraudes no son la única solución. Además, al utilizar en muchos casos dispositivos propios para acceder a redes corporativas, puede llegar a usarse software no recomendado por la empresa o institución. Así, el comportamiento muchas veces inconsciente de los usuarios puede escaparse del control del departamento de seguridad. Estas vulneraciones de seguridad impactan enormemente a las empresas y organizaciones. Por ello es más pertinente que nunca reflexionar sobre los riesgos a los que nos enfrentamos y conocer el daño que puede causar e implantar medidas preventivas.

Pongamos el foco en las personas y no sólo en la tecnología. La tecnología es una herramienta necesaria, pero el verdadero objetivo debe centrarse en la formación y concienciación de los usuarios. En esta labor de concienciación juegan un gran papel los padres, porque para las actuales generaciones de niños y niñas Internet es como la electricidad, algo natural con la que han nacido y crecido. Como en otros aspectos de la vida, es necesario enseñarles desde el primer momento en el que acceden a la red. Deben ser conscientes de que con pequeños gestos digitales pueden exponer su intimidad y la de quienes les rodean. Poner barreras sin dar una explicación no es la solución, porque bien sabemos que prohibir algo a un niño puede ser el mejor reclamo para convertirlo en un atractivo para ellos. Los padres tienen la obligación de ayudarles a familiarizarse con los comportamientos adecuados y reprobar conductas que les coloque frente a algún riesgo, guiándoles con el objetivo de sacar provecho positivo y seguro a las nuevas tecnologías.

Te puede interesar