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Software: ¿Burbuja o realidad?

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Echamos un vistazo en las hojas salmón a las valoraciones de las empresas de software y, desde el conocimiento de usuario -término muy utilizado por los informáticos para referirse a aquel que no es experto- podemos concluir que las empresas vinculadas a las nuevas tecnologías están inmersas en una burbuja similar a la de hace 25 años. Como recordarán, a finales de los años 90, al amparo del primer gran desarrollo de internet, surgieron decenas de empresas cuyos valores en los mercados se desataron sin contar con ingresos, ni una rentabilidad futura clara e incluso sin perspectivas de encontrarla.

La controversia para el mercado es sencilla, ya que todavía no ha pasado el tiempo suficiente para el olvido y el sector, a primera vista, parece el mismo. Las heridas de entonces aún no han cicatrizado y asistimos estupefactos a amplias valoraciones en el mercado de empresas que nos parecen similares a las de entonces. ¿Es esto una nueva burbuja? Claramente no. O, por lo menos, así lo pienso. 

Muchas de las nuevas empresas que se están desarrollando en el ecosistema de internet construyen negocios reales, de alto crecimiento, de alto margen y altamente defendibles. Por tanto, estamos ante líneas de negocio con presente y futuro. Estas compañías podrán estar en números rojos y sus previsiones para encontrar el punto de equilibrio entre inversiones y ganancias pueden ser muy a largo plazo, con cifras que nuestras mentes se sientan mareadas con tan solo comenzar a imaginarlas.

Si les digo que por capitalización de mercado la empresa de la manzana, Apple, superó en 2020 a la petrolera saudí Aramco comenzarán a entender el cambio que viene. En los años cincuenta y sesenta las grandes revalorizaciones de las empresas energéticas no se veían como una gran burbuja inflada por buitres expertos en aplastar a los pequeños inversores, sino como una consecuencia del gran desarrollo industrial. La industria necesitaba de energía y esa energía surgía del petróleo. Sencillo y claro.

La razón de que esa situación anterior fuera comprendida por la amplia mayoría se fundamenta en que se trataba de empresas transformadoras de materias primas, que se podían tocar y que no era necesaria una abstracción superior para conocer el mercado. Por tanto, como activo subyacente siempre funcionará mejor para los pequeños inversores porque aporta tranquilidad el conocimiento de la mercancía e invertir sobre posibles posiciones futuras del valor.

20 AÑOS DE INTERNET

Hoy, tras más de 40 años de maduración del mundo de la informática desde la aparición del primer procesador y 20 del surgimiento de la Internet moderna, estamos inmersos en un cambio tecnológico y económico en el que las empresas de software están preparadas para hacerse cargo de grandes sectores de la economía. 

Cuando una empresa se transforma digitalmente pasa a gestionarse y a funcionar con software, muchas veces software en línea. El ocio, la agricultura y hasta la defensa nacional de los países occidentales se sustentan hoy gracias al software. Y aún quedan sectores y sectores, empresas y empresas que deben derribar estructuras de gestión y producción antiguos y acercarse a la transformación digital.

El público de internet en banda ancha supera ya la cifra de dos mil millones de personas y se prevé que en 10 años en el planeta tengamos más de 10 mil millones de teléfonos inteligentes, o cualquier aparato que lo sustituya de aquí a entonces. El software o el hardware que antes tenía un coste de 100.000 euros y era difícilmente asumible por una Pyme hoy es accesible en Amazon por 300 euros al mes.

Estos simples ejemplos constatan que la reducción de costes del software y los servicios basados en internet facilitan el lanzamiento de nuevas empresas y servicios y democratizan el acceso a los mismos. Netflix y las diferentes plataformas han destripado a empresas tan longevas como Comcast o Time Warner que intentan responder transformándose en empresas de software con esfuerzos. Las discográficas son simples proveedores de contenido para empresas de software como iTunes de Apple o Spotify, quienes al final están ejerciendo el poder al contar con los datos de los públicos. La plataforma de marketing más grande es una empresa de software: Google. Stripe una pasarela de pagos, 100% software, se ha convertido en la startup más valiosa de los EE.UU con una valoración de 95.000 millones de dólares; Y todas esas videoconferencias a través de Zoom o Skype, una de las empresas de telecomunicaciones de más rápido crecimiento que Microsoft comprara por 8.500 millones de dólares… incluso el soldado del futuro está integrado en una red de software que proporciona inteligencia, comunicaciones, logística y orientación de armas,casi lo menos importante para su capacidad de defensa o ataque.

Así, creo que comparando al mercado actual de estas empresas basadas en software frente a las que comprendieron la crisis de las punto com no tiene sentido. El valor de un producto lo marca el mercado, y el mercado de 2021 no tiene punto de comparación con el de finales de los 90. El mercado de valores es una apuesta a futuro, y el futuro es hoy, porque la nueva generación de empresas están ya construyendo una nueva economía.

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