Raphael celebró 60 años de música delante de 5.000 personas con dos conciertos presenciales en Madrid en plena crisis del coronavirus, con las fiestas navideñas a la vuelta de la esquina y prevenidos para evitar una posible "tercera ola". Dicho acto ha levantado asperezas entre sectores de la sociedad, a pesar de estar autorizado y, según la organización, cumplir con todas las medidas de seguridad sanitaria.
Una polémica que se ha trasladado de las redes sociales para llegar a los círculos políticos.
Comunidad de Madrid
La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, ha salido el paso comentando que entiende la "preocupación y el malestar" de la sociedad cuando ve imágenes de un concierto mientras hay restricciones por la pandemia, pero también defiende el acontecimiento. "Ha respetado el aforo limitado del 30%, renueva el aire cada 12 minutos y ha cumplido con toda la normativa anticovid."
Ministerio de Sanidad
Desde el gobierno central, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, se muestra disgustado ante este tipo de acontecimientos. "Es verdad que cumplía el aforo, pero no son tiempos, cuando estamos pidiendo a la ciudadanía que sea muy prudente en estas fiestas, que restrinja muchos sus contactos y que tiene que estar alerta, de hacer actos tan masivos". Preocupa como puede afectar al desarrollo de la crisis sanitaria que estén en un mismo recinto cerrado un número tan elevado de personas.
WiZink y Raphael
La dirección del espacio que acogió el concierto del linarense asegura mediante un comunicado emitido en el día de ayer que: "Se respetaron todas las medidas de seguridad e incluso se duplicó el espacio obligatorio entre butacas". Por su parte Raphael salía ayer del concierto con una sonrisa de oreja a oreja responde a una polémica en la que, según su entorno, él no tiene nada que ver, ni tampoco que decir, puesto que ha respetado todas las medidas de prevención.
Por su parte la opinión pública se muestra dividida entre los que creen que "se respetaron las medidas, hay que apostar por este tipo de eventos" y los que califican los conciertos del legendario cantante como "una vergüenza" y un "mal ejemplo para la sociedad".
