Rutas de Val e Montaña

Por tierras de Doña Urraca y Pedro Madruga

Reconstrucción de parte del recinto externo del castro de Troña, excavado por dos arqueólogos ourensanos.
photo_camera Reconstrucción de parte del recinto externo del castro de Troña, excavado por dos arqueólogos ourensanos.
Por las tierras del Tea y O Condado cuando superábamos los altos de A Lamosa de la nacional a Vigo aparecía a la izquierda la silueta inconfundible del Castillo de Villasobroso, que por rápida pasada se convertía en deseo irrefrenable de pararse y penetrar en él, pero nunca por aquellas fechas subiría a la colina donde se asienta, pero al fin una vez invitados por don Álvaro, señor del castillo, que ejercía de corresponsal en las tierras de O Condado pudimos acceder a su entorno ruinoso en compañía paterna y devarios hermanos juntamente con Manuel Cerezales y su esposa, Carmen Laforet, que acababa de ganar el premio Nadal.

Fue en aquellos mediados de los 50 como acceder al misterio que en nuestras mentes todos los castillos encierran. Fue un recuerdo imborrable seguido de campestre comida en el boscoso recinto.

No solo el castillo en esta ruta, sino también castro y balnearios la convierten en muy amena, solamente deslucida por la abundancia de eucaliptos, aunque talados muchos, con pinos y algunas frondosas.

Hay que hacer la ruta conforme al mapa que se adjunta tomando como referencia muchas señalizaciones de las que ausente las primeras veces que por allá transitamos con grupo propio, a veces dos amigos o con los senderistas de a Corredoira con Xoaquín Dacunha, Ana y Xavier Lopez, Chema Carnoto, Mariana… con el Club Sto. Domingo para hacer esa veintena de kilómetros de no mucha exigencia donde Elvira Cuevilla podría quedarse en éxtasis o abrazada a un centenario carballo o ante las ruinas del Castro de Troña, que su padre Florentino y Jesus Taboada habían excavado por primera vez.

En esta excursión siempre estará presente el espíritu medieval de Pedro Madruga y antes el de la reina doña Urraca cuando aún era condesa de Galicia.

Subida al castillo

Lo más aconsejable es salirse de la A-52 en A Cañiza y seguir la carretera Nacional, bajar el alto de A Lamosa y ya a la derecha veremos el castillo do Sobroso, en cuya base dejaremos el automóvil. Ya a pie, franquearemos el portalón y subiremos por senderos entre el bosque, aunque podríamos acceder al castillo en automóvil, pero lo más aconsejable que lo hagamos con ese pequeño esfuerzo compensado por la amenidad de un variado bosque. La llegada a la cima nos compensa por ese pequeño castillo restaurado que tan importante papel jugaría en el Medievo, conocido sobre todo por la personalidad de Pedro Álvarez de Sotomaior, más conocido en el popular imaginario por Pedro Madruga, del que Vasco De Aponte tiene una admirable y novelada biografía; ese bastardo de la casa matriz del castillo de Sotomaior, que a pesar de su linaje dio más fama al apellido que todos su s antepasados, llamado Madruga porque se decía que asediaba los castillos al alba, incluso no sólo el de O Sobroso sino, tal vez leyenda, el de Sandiás donde se presentaría también antes de que las luces se abriesen paso. Pedro Madruga, señor de Sotomaior, conde de Caminha, entroncado con la nobleza portuguesa iría contra Os Irmandiños a los que derrotaría en Santiago juntamente con los condes de Lemos, el de Benavente y el arzobispo Fonseca. Pero su historia, dos siglos antes doña Urraca se decía que guerreando con sus rivales por estas tierras aliada con el arzobispo Gelmírez y que por O Sobroso se anduvo.

Visita al castillo del que encargado el concello de Ponteareas y no el de Mondariz balneario en cuyo término está. Se pagan unos euros y vale la pena porque te mostrarán el museo del tejido con los telares antiguos, armaduras y otros objetos medievales, amén de darte una vuelta por las murallas del reducido recinto.

En ruta a Picaraña

Desandado el camino aún existe la opción de bajar por diferente lugar y una vez abajo debemos tomar en dirección oeste hacia a Picaraña distante menos de una legua, a la que se accedía entre el pinar, castaños y carballos, dejados los bosques de eucaliptos, esa plaga asentada por aquí. Las suave subida a Picaraña nos introduce en un paisaje que sorprende por su viacrucis pétreo, su mirador a todo O Condado vinícola, su blanca capilla y entre graníticos bolos un sendero que te pone encima de ellos para contemplar otras vistas, y hacia oriente el Castelo de Sobroso como lo vería, aún por conquistar Pedro Madruga. Aquí se celebra romería anual, se organizan carreras pedestres desde Ponteareas y marchas a pie.

Castro de Troña

De camino de bajada hacia el norte, alternando un asfalto casi huérfano de autos, nos encontramos en el castro de Troña, del siglo IV, casi como rodeando una capilla y semiexcavado en los años 40 donde los eminentes arqueólogos Taboada Chivite y Florentino López Cuevillas hicieron numerosas catas. Aquí en una de las ocasiones yendo con la eximia hija del investigador y escritor también, Elvira, como en tránsito se nos abrazaría a un centenario carballo que en la mitología céltica era estimado con abedules, sauces, castaños…como los árboles sagrados de su imaginario. Troña no te la esperas en un paraje como éste porque parece que debería de dotarse de recios muros para defensa en un terreno que pocas dificultades ofrecía. Hoy con la capilla antes dicha de As Pías emplazada en la muralla castreja.

Hacia Mondariz

Un camino térreo en dirección este y luego norte, por entre el eucaliptal en parte, te deja, atravesando la carretera en el lugar de Pazo y después por camino accederás a las orillas del río Tea muy boscosas y preparadas en Mondariz como zonas de paseo y baño, amén de deportivas. Entrada en la villa balnearia independizada como concello del Mondariz pueblo en tiempos de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, que allí iba de reposo. Parque frondoso, aguas minero-medicinales, edificios señoriales marcan el lugar sin restos ya de aquel voraz incendio de mediados del pasad siglo.

Subiendo hacia Villasobroso

Caminado por este bosque mágico lleno de historias tomaremos dirección sur por las estrechas carreteras de San Pedro, A Carreira, O Escobedo y Lubián, alternado el asfalto con la tierra en recorrido de menos de una legua que nos deja a los pies mismos del Castelo do Sobroso.

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