El viaje a Bruselas de los vecinos de San Xoán de Río terminaba este fin de semana con un resultado muy alentador para la expedición. Las peticiones que trasladaban los participantes en el Parlamento Europeo para luchar contra la despoblación del rural parece que no caían en saco roto en el país europeo, naciendo una propuesta de hacer visible la problemática rural. De esas reuniones mantenidas en Bruselas con diferentes comisarios europeos nacía la idea de que Río pueda ser la capital rural europea.
El miércoles a la tarde, la comitiva formada por 25 vecinos de San Xoán de Río partía para permanecer cuatro días recorriendo las instituciones europeas y conocer estrategias para conseguir combatir la emigración en el pequeño concello orensano.
“A miña idea era coñecer os contactos necesarios para poder pedir subvención para Río, pero a idea de facer de Río a capital rural europea gustoulles moito e con isto se abre un amplio abano de oportunidades”, explica el alcalde Xosé Miguel Pérez Blecua, quien ve una luz verde en este nuevo proyecto.
San Xoán de Río es uno de los concellos más envejecidos, con una media de edad que ronda los 65 años, y con esa premisa, poniéndose de ejemplo de como será Europa en un futuro no muy lejano, presentaban en Bruselas la posibilidad de que este municipio se tomara como ejemplo y como base de pruebas para evitar la despoblación, “viñemos aquí a loitar para que a Unión Europea se centre en San Xoán de Río como laboratorio de probas para unha Europa de futuro social, inclusiva e demáis”, destacó el regidor en su viaje a la capital de la Unión Europea.
Tras esta primera toma de contacto, en la que participaban mujeres de la Asociación de Mulleres Anel; jóvenes del concello, a través de la Asociación Cultural RíoMola; un grupo de ganaderos y varios jubilados, retornan sabiendo que en el primer trimestre del 2023, volverán a visitar el edificio del Parlamento Europeo para dar forma al proyecto de crear una capital rural europea “transitoria”, siendo Río el primer lugar que acoja la capitalidad. “Agora so queda traballo e traballo”, concluye Pérez Blecua.
