Un estudio del Campus mide los cotilleos en las empresas

Ernesto López Valeiras.
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Ernesto López Valeiras participa en una investigación que relaciona contabilidad y “habladurías”

La Real Academia Española define cotillear como un verbo coloquial que quiere decir “hablar de manera indiscreta o maliciosa sobre una persona o sus asuntos”. El cotilleo, presente en todos los ámbitos de la sociedad, también tiene su protagonismo en la contabilidad. Así lo detectaron los miembros del grupo de investigación ECOBAS del Campus, el departamento de Economía Financiera y Contabilidad que lidera Ernesto López Valeiras y que promueve la educación financiera accesible a todo el mundo. Junto a científicos de varios países, acaban de publicar un artículo en una revista internacional de prestigio (“Accounting & Finance”) que mide los efectos del “cotilleo” en la empresa. Adelanto: son negativos. 

“Cuando en las organizaciones hay equipos de personas que se controlan entre ellos, el ejemplo claro es el de los “polizones”, que son aquellos que tienden a aprovecharse del trabajo de los demás porque ya se cubre en el equipo. Pero los equipos tienen herramientas para que no haya polizones y una de las maneras es a través del control de los cotilleos”, adelanta López Valeiras. “El cotilleo existe a todos los niveles de la sociedad, desde la escalera de tu casa al barrio. En un contexto de trabajo sabíamos que esto tenía un efecto y quisimos investigarlo”, añade.

LOS POLIZONES

Los investigadores eligieron una muestra de datos de una de las empresas de distribución más grandes del mundo, para analizar cómo funcionan los cotilleos dentro de una empresa. “En el estudio encontramos que los cotilleos son una forma que tienen los grupos de controlar a sus individuos para que se dispersen y existan polizones, pero a largo plazo vimos que esto tiene un efecto negativo, porque se genera un ambiente de desconfinaza, de incomodidad por el hecho de saber que están hablando de ti a tus espaldas, por ejemplo de tu rendimiento indidivual”.

La contabilidad se asocia con el cotilleo, según los investigadores ourensanos, porque “tiende a generar información del rendimiento de las personas y el rendimiento no es fácil de evaluar. Hay que seleccionar indicadores, se les pone una meta y se evalúa cómo el rendimiento de esa persona se separó del valor indicado”, añade López Valeiras. Y cuando esas metas son poco difusas, entendibles por todos los individuos, “vimos cómo el grado de cotilleos se reduce de manera significativa, el ambiente es mejor y quizás lleve a que en lugar de cotilleos, los comentarios se hagan de tú a tú”.

LOS DIRECTIVOS

En conclusión, los directivos que quieran evitar ese ambiente de cotilleos, lo que deberían hacer según este novedoso estudio, es “identificar indicadores para medir el rendimiento que tengan esas características de ser fácilmente entendibles, claros, fáciles de medir e interpretar”. 

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