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La Universidad halla la solución para tratar los residuos del AVE

Tecnosoles utilizados en las escombreras de A Gudiña.
photo_camera Tecnosoles utilizados en las escombreras de A Gudiña.

Las obras ferroviarias han generado en la provincia más de cinco millones de toneladas de residuos

Las obras del AVE han obligado a excavar más de 90 kilómetros de túneles en la provincia de Ourense. En su construcción se han generado más de cinco millones de toneladas de escombros. Un porcentaje elevado de esa cifra representa un problema ambiental para el que un equipo de investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela, liderado por el catedrático de Edafología Felipe Macías, ha encontrado la solución con la que Adif podría evitar la contaminación de suelos y acuíferos con metales pesados y elementos tóxicos como el arsénico, presente en las pizarras que conforman miles de toneladas de esos escombros.

Más del 60 por ciento del trazado del AVE que discurre por la provincia de Ourense, entre A Mezquita y Taboadela, lo hace en túneles, la mayoría de ellos bitubo, lo que explica que en los 75 kilómetros que separan la frontera entre Ourense y Zamora con Taboadela haya más de 90 kilómetros de túneles, sin contar las galerías y pasillos de evacuación. El material extraído durante su perforación se convierte en escombros, una vez que sale al exterior. Aunque en los proyectos constructivos se recicla parte de ese material construyendo tramos de falso túnel en las bocas de acceso, la mayoría se acumula en escombreras a lo largo de la traza, modificando el relieve del Macizo Central Ourensano por el que discurre el trazado.

La mayor parte son estériles, con lo que dificultan el arraigo de una cobertura vegetal que regenere el entorno en el que se emplazan los vertederos. Pero en el caso de otros, como señala Felipe Macías, suponen riesgo de contaminación. El edafólogo asegura que algunos de los estratos atravesados por los túneles ourensanos están formados por pizarras que, en su localización natural en las entrañas de la montaña, no alteran el medio natural, pero sí lo hacen al convertirse en escombros a cielo abierto. "Esas pizarras negras tienen elevados niveles de azufre pirítico y, asociado a él, metales como arsénico y selenio y metales pesados como cobre, cadmio, cobalto, zinc y manganeso", señala el científico.

El equipo de investigación de la universidad compostelana lleva años trabajando sobre el terreno en colaboración con Adif para minimizar el impacto de los escombros extraídos de los túneles, mediante la aplicación de diferentes técnicas, entre ellas los tecnosoles, que permiten neutralizar el efecto de esos materiales que, en contacto con el aire se convierten en contaminantes, por oxidación, alterando los acuíferos y el propio suelo.


Una solución pionera


Las pizarras negras están presentes en los escombros producidos por la perforación de algunos túneles como el de O Cañizo, en su tramo final, O Espiño y Portocamba. En la mayoría de las restantes perforaciones, el material extraído está formado por rocas metasedimentarias, granitos y ampelitas.

Los tecnosoles son realizados con materia orgánica reciclada de depuradoras, compostaje, residuos de distintos materiales, etcétera, por varias empresas. El objetivo del equipo que trabaja sobre el terreno es diagnosticar en cada escombrera el tipo de material que más conviene para neutralizar los efectos negativos y regenerar el entorno. Se trata de un sistema de suelos a la carta, "con las propiedades justas que se necesitan para resolver un problema", explica el profesor Macías. En la investigación han trabajado una decena de expertos coordinados por el catedrático de Edafología durante un año, si bien durante los tres años y medio anteriores se centraron en analizar detalladamente los materiales extraídos del túnel.

El seguimiento de ese estudio ha concluido que el pH actual del agua analizada es "perfecto", por lo que se entiende que su solución pionera está logrando evitar la contaminación.

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