La Mostra do Aceite de Quiroga atrajo a numerosos ourensanos interesados en esa iniciativa

Aceiteros de Lugo animan a los valdeorreses a plantar olivos

Inocencio Ogando, en Bendilló.
Los cosecheros de aceitunas de Lugo apuestan por la plantación de olivares como una fuente de ingresos, y no demasiado trabajosa, para la familia. 'Ahora vólvense a plantar oliveiras. Nós plantamos 70. Hai maquinaria e apenas dan traballo. O único, ao plantalas, pois hai que regalas', explicó Manuel Vilches García 'Charli'. Habló con la experiencia que le dan las tres décadas que lleva recogiendo olivas y lo dijo ante el molino de Bendilló (Quiroga), la aldea donde de desarrolló la 'XIII Mostra do Aceite de Quiroga'. Ayer ejerció de guía, pues fue quien explicó el proceso de elaboración artesanal de aceite a los visitantes
'Ahora vólvense a plantar oliveiras. Nós plantamos 70. Hai maquinaria e apenas dan traballo. O único, ao plantalas, pois hai que regalas', explicó Manuel Vilches García 'Charli'. Habló con la experiencia que le dan las tres décadas que lleva recogiendo olivas y lo dijo ante el molino de Bendilló (Quiroga), la aldea donde de desarrolló la 'XIII Mostra do Aceite de Quiroga'. Ayer ejerció de guía, pues fue quien explicó el proceso de elaboración artesanal de aceite a los visitantes.

Comentó que el aceite de Quiroga tiene una alta acidez, por lo que los usuarios lo deben consumir crudo. Otra característica de este producto es su elevado precio, como confirmó Guillermo Nogueira Rodríguez. Su familia es la propietaria del molino de Bendilló, cuya antigüedad nadie se atreve a aventurar, aunque hay quien lo fecha en tiempos de los romanos. El tiempo transcurrido desde entonces no restó aceptación a este aceite. 'Véndese todo', aseguró el molinero.

Incencio Ogando García 'Ino' expuso su aceite en uno de los puestos de venta de la 'Mostra'. Este cosechero habló bien del rendimiento de los olivos, sobre todo si se compara con las escasas atenciones que requieren. 'Nós só podamos cada dous anos. Sumando tódolos días que lle adico ás oliveiras ao ano non pasan dun mes', explicó. Eso sí, quiso dejar clara su apuesta por un producto de calidad, diferenciado y sin productos químicos.

La cita organizada en torno al molino familiar de Guillermo Nogueira también sirve de punto de encuentro para los muchos barquenses que no consideran demasiada distancia los 28 kilómetros que hay entre la aldea de Quiroga y O Barco. Pero a este lugar llegan gentes de muy distintos puntos de Galicia. Son decenas los que aprovechan la jornada para conocer cómo es la elaboración tradicional del aceite y fotografiarse ante el burro que hace girar la muela. 'O muiño cada vez funciona menos, pero si que se utiliza', comentó el molinero.

Quiroga no es el único concello donde el olivo jugó un papel importante. También las cercanas Valdeorras y Manzaneda produjeron aceitunas. Todo se vino abajo en el siglo XV, cuando los Reyes Católicos decidieron apostar por los olivareros andaluces en detrimento de los gallegos. La importancia de esta actividad en el oriente ourensano es palpable en los molinos que aún se ven en la zona. Es el caso de los de As Ermidas (O Bolo), que pretende restaurar el Concello que gobierna Manuel Corzo Macías para darles un uso turístico.

Las características del oriente provincial, favorables para los olivos, y los pocos cuidados que requieren llevaron a un buen número de agricultores a recurrir a este árbol como alternativa al viñedo, asesorados en todo momento por la empresa ourensana Aceites Abril SL. Uno de ellos es José González Abelaira, quien plantó más de un millar de árboles en una finca familiar de Portela (Petín). 'Busqué salirme del viñedo', dijo.

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