“Ayudaba a meter cosas en la patera y me dijeron, ‘vente si eres valiente’”

BENKHEDDA HABRI
photo_camera Benkhedda Habri.

Benkhedda Habri, de 38 años, vive en O Barco de Valdeorras. Abandonó su Argelia natal cuando solo tenía 23, y lo hizo cruzando el mar en patera en busca de una vida mejor. “Fue por trabajo. Allí hay poco trabajo, vine aquí a buscar el futuro”, comentó. La travesía marítima desde Argelia hasta Almería no fue fácil. “El viaje fue muy duro. Íbamos nueve personas y tardamos 23 horas”, explicó. Se encaramó sobre la zodiac para cruzar el mar después de ser invitado: “Estaba ayudando a la gente a llevar la cosas y pregunté si podía ir. Me dijeron, ‘vente, si eres valiente vente con nosotros’”.

Ya en España, encontró su primer trabajo en tierras de Murcia. Al igual que otros muchos inmigrantes, la huerta murciana le ofreció los primeros medios para vivir. “Me quedé mucho tiempo trabajando en la huerta de Murcia”, comentó. La abandonó cuando conoció a su mujer, natural de Cáceres. Ya con ella, llegó a tierras valdeorresas donde encontró trabajo en un aserradero de Vilamartín de Valdeorras que no escapa a la relación que la comarca tiene con el sector de la pizarra, pues parte de su actividad se centra en la elaboración de jaulas para transportar la piedra que mueve la economía valdeorresa. Habri asegura que los barquenses lo recibieron bien. “Estoy contento. No tuve ningún problema”, dice, no sin antes resaltar las diferencias culturales con un colectivo musulmán que en la villa forman aproximadamente 30 personas.

“Tenía claro que no quería perder el tiempo, necesitaba encontrar trabajo”

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Reimundo Alejandro Montesinos Artgueta, llegó desde Honduras hasta Viana do Bolo en el año 2016. “La razón por la que decidí venirme junto a mi mujer y mis cuatro hijos fue que tenía más familiares aquí que en Honduras, ya que mi padre era natural de Sever, una aldea cercana a la localidad”. Reconoce que los primeros años fueron difíciles “aunque yo visitaba mucho la embajada española y me decían que iba a ser necesario realizar un esfuerzo para encontrar trabajo, no me imaginaba que me iba a costar tanto”. 

Licenciado en Psicología, Reimundo estuvo casi tres años intentando convalidar sus estudios. Durante este periodo, hubo un momento en el que se dio por vencido y empezó de nuevo a estudiar en España desde cero. Se matriculó para obtener Educación Secundaria acabándola con éxito. “No quería perder el tiempo, necesitaba encontrar trabajo”, afirma. 

Su padre tenía un taller de mecánica en Honduras y ahora ese es su objetivo, poder estudiar mecánica para montar su propio negocio en Viana do Bolo. “Siempre me sentí muy bien acogido aquí y aunque mi futuro dependerá de la situación, futuro y decisiones de mis hijos, espero que podamos quedarnos aquí”. 

Recién llegado a Galicia estuvo cinco meses trabajando en una residencia de la tercera edad y nueve en la entidad local, ahora está en busca de empleo nuevamente. 

“Aquí estoy muy feliz porque en Carballiño lo tienes todo”

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Gisseh Agüero llegó a Carballiño hace algo más de un año procedente de Venezuela. “He venido a Carballliño porque mi prima Nakary hace años que reside aquí y a través de ella y otros familiares me consiguieron trabajo”. Esta venezolana se encargaba de los negocios de su familia en su país de origen, una tienda de ropa, una carnicería y una frutería, pero “la situación económica se fue deteriorando y tuvimos que cerrar”.

A través de familiares entró en contacto con carballiñeses para la limpieza de domicilios y más adelante también trabajó de dependienta en la tienda de “chuches” de Nakary Agüero, hasta que el pasado martes se incorporó al sector de la hostelería, trabajando en un céntrico restaurante de la villa. “Aquí estoy feliz, me gusta más que la gran ciudad. He visitado Madrid, pero me quedo en Carballiño, porque lo tiene todo”, señala. Así que Gisseh lo tiene claro y afirma con contundencia que “tengo previsto quedarme aquí indefinidamente”, asegurando que ya se está adaptando bien a su nuevo puesto.

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