DAÑOS DE LA TORMENTA

O Barco limpia y repara los desperfectos de la tormenta

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photo_camera La Guardia Civil de Tráfico y Policía Local comprobaron la situación del acceso Este a O barco

Las zonas más castigadas por la tromba de agua fueron Xagoaza, Veigamuiños y Tremiñá

Los barquenses se levantaron ayer con la mente puesta en las inundaciones y desperfectos ocasionados por la tormenta de agua y granizo del martes noche. Durante un par de días no podrán utilizar todos los viales del acceso Este a la carretera N-120, donde la concesionaria municipal del abastecimiento reparó un colector roto. Sí se pudo circular por el resto de accesos a la principal vía de comunicación de la villa.

Los rastros del temporal pudieron seguirse en los trapos y sacos colocados en puertas y rejillas de algunas casas para impedir el paso del agua. También continuaba cerrado el antiguo paso peatonal bajo la línea de ferrocarril Palencia-A Coruña, en tanto que la actividad volvía a ser la habitual en locales como el gimnasio Valdesport, donde el colapso de una tubería se llevó por delante parte del techo.

El alcalde de O Barco explicó que los servicios municipales se centraron en la limpieza de las zonas más castigadas, fundamentalmente Xagoaza, Tremiñá y Veigamuiños, de cuyas cunetas fueron retirados siete camiones de tierra procedente de los arrastres.

La crisis dio pie a un primer rifirrafe entre el alcalde socialista y el portavoz del PP, Arsenio Moldes García. "Hay falta de planificación. Las arquetas hay que limpiarlas para que el agua corra. En Veigamuiños, alguien debe ser responsable". A su vez, el regidor, Alfredo García, respondió con el dato del agua caída: 80 litros por metro cuadrado en dos horas. "Con ese dato sobran los comentarios", dijo.

Los problemas no solo fueron para O Barco, los vecinos concellos de Rubiá y Vilamartín también sufrieron el temporal. En el caso vilamartinés, el agua entró en la residencia de la tercera edad Natividad de María, inundando el sótano y la planta baja y obligando a intervenir a los bomberos del parque de A Rúa. También ayudaron a abandonar estas plantas y subir a los dormitorios a algunas de las 30 personas que cenaban en el comedor del sótano. En Quereño (Rubiá), un tren Alvia, con 85 pasajeros hubo de detenerse durante casi dos horas, según Adif.

En los tres concellos, los viticultores y bodegas procedieron a revisar los efectos de la tormenta en las viñas. El granizo, al caer con agua, no castigó excesivamente a las cepas, aunque sí hay que hablar de daños. Fueron mayores los provocados por el auténtico torrente que cayó del cielo durante dos horas. Los viñedos nuevos o arados recientemente registraron corrimientos de tierra, que se llevaron cepas e incluso cierres de algunas viñas.

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