VALDEORRAS

O Bolo promociona la vitela ante cerca de mil comensales

Los participantes en el evento gastronómico degustaron 250 kilos de este producto de ternera 

Novecientas personas se reunieron en el pabellón polideportivo de O Bolo para degustar 250 kilos de carne de ternera, en su despedida del ayuno que marca la cuaresma. La décima edición de la "Festa da Vitela", volvió a reunir a gentes de las comarcas del oriente ourensano y de otros puntos de Galicia, así como de las tierras leonesas del Bierzo, según explicó la organización. También cuantificó en casi 900 el número de asistentes a la fiesta, una cifrara que se fijó como límite el equipo de gobierno, buscando no ser desbordado por la asistencia.

Sobre las mesas no solo hubo carne. El menú lo encabezó una sopa, que fue seguida de la tradicional "vitela". El segundo plato estuvo formado por androlla (240 kilos), lacón (220 kilos), chorizos (150 kilos), garbanzos y patatas. El restaurante barquense Fernando III, que volvió a ocuparse de la cocina de campaña montada en un ala del pabellón, cerró la comida con los 100 roscones que preparó para el postre.

Entre potas y hornillos se movieron diez cocineros y ayudantes que, sumados a los camareros que atendieron las mesas, elevaron a 40 el número de personas que atendieron a los asistentes.

Poco antes de las 15,00 horas, dio comienzo la fiesta gastronómica propiamente dicha. Eran menos cuarto cuando los sones de la charanga Nova, de la vecina Terra de Trives, anunciaron la aparición de dos filas de camareros portando el plato protagonista de la jornada: la "vitela" .

Los sentados a la mesa presidencial fueron los primeros en ser atendidos, como ya viene siendo tradición en esta fiesta. Entre otras personalidades, aquí estuvieron el conselleiro de Economía, Emprego e Industria, Francisco Conde, y el alcalde anfitrión: Manuel Corzo, que fue uno de los últimos en tomar asiento. Las repetidas llamadas y saludos de los visitantes lo llevaron de un lado a otro del pabellón minutos antes de aparecer los primeros platos.

La multitud de comensales obligó a multiplicarse a los siete voluntarios del equipo de Protección Civil local, constituido recientemente. Ellos se encargaron de regular el tráfico en las inmediaciones del recinto y de indicar las escasas zonas para aparcar que pudieron utilizar los conductores. Las largas filas de vehículos estacionados a ambos lados del acceso a la localidad ya predecían una masiva asistencia a una fiesta organizada con un objetivo prioritario: promocionar O Bolo.n

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