El fulión de O Son de Trevinca desfiló por el pueblo antes de que la Festa da Soá sentase a la mesa a quinientas personas
Los bombos y azadas volvieron a sonar en las calles de A Veiga. En estas tierras van precedidos de los charrelos y el "boi", dos personajes del Entroido de estas tierras, en cuya recuperación trabajan el Concello y la Asociación O Son de Trevinca.
Pero también hubo boteiros, aunque estos llegasen de los concellos próximos, sumándose a la fiesta los fulións de Chandrexa, O Bolo, Viana do Bolo, Penouta y Fornelos. Su presencia devolvió a este pueblo la realidad de una celebración que comenzaba a perderse y que en los últimos meses recibió un fuerte impulso.
Pequeños y mayores hicieron sonar sus bombos en el recorrido que realizaron por las calles de la localidad, el cual precedió a la celebración gastronómica que caracteriza al Concello, la "Festa da Soá", que este año alcanzó su 15 edición. Fueron 550 comensales los que se sentaron a la mesa para degustar un menú elaborado a base de sopa y cocido, que preparó Mantesil.