PSOE-BNG: el pacto resulta imposible en Viana do Bolo

El abandono del grupo municipal socialista de dos concejales y su continuidad como no adscritos supone una nueva vuelta de tuerca en la tortuosa relación que existe entre las dos formaciones y que, periódicamente, ofrece episodios a cual más sorprendente. En esta ocasión, la calle da por hecha una moción de censura que volvería a dejar la Alcaldía en manos de unos ediles populares que dicen seguir los acontecimientos desde una distancia prudencial para evitar que les salpique la sangre derramada en estos enfrentamientos. La alcaldía fue fruto de un acuerdo entre dos formaciones fuertemente enfrentadas en Viana do Bolo No son nuevas las diferencias entre PSOE y BNG. Ya en la legislatura anterior, Jesús Salgado, único concejal socialista, renunciaba al cargo cuando apenas había transcurrido la mitad del mandato. Su apoyo valió la Alcaldía vianesa al nacionalista Secundino Fernández, pero los días de vino y rosas apenas duraron. Las diferencias que los separaban fueron palpables casi desde el primer momento, desembocando en una ruptura anunciada. La herida abierta entre socialistas y nacionalistas volvería a animar los corrillos de la villa vianesa en las últimas municipales. Después de empatar a cuatro concejales PP (que fue la lista más votada) y BNG, toda la responsabilidad de otorgar la Alcaldía volvió a ser de los socialistas. Tras una difícil negociación, y en aras de lograr un "voto progresista", el PSOE volvió a entregar la presidencia de la Corporación a los nacionalistas. Sin embargo, la situación apenas varió y pocos días después renunciaba el cabeza de lista socialista, Pablo Salgado, argumentando la incompatibilidad con su cargo con la asesoría del Centro de Información da Muller. Los nacionalistas culpan a los socialistas de hacer pinza con el PP, en tanto que la militancia socialista carga las tintas en los órganos superiores del partido. Dice que la obligan a alcanzar unos acuerdos con el BNG que no comparte, propiciando un enfrentamiento permanente que a nadie beneficia y, mucho menos, a los vecinos de la villa de Viana do Bolo.