El covid no apaga el encanto del santuario de As Ermidas

La pandemia no apaga el interés que despierta el santuario de Nosa Señora das Ermidas, en O Bolo. Entre los meses de julio y octubre, medio millar de personas se acercaron hasta este núcleo valdeorrés para ver más de cerca este templo mariano cuya construcción comenzó en 1624, siendo declarado BIC (Bien de Interés Cultural) por la Xunta en mayo de 2006. La estimación fue realizada por José Vega Martínez, quizás el vecino que mejor conoce la historia y los detalles del templo y que lleva años ejerciendo de guía de las visitas. Él mismo confirma que la cifra sería mucho mayor si atendiesen todas las solicitudes que envían las agencias de viajes, grupos o particulares interesados en este lugar. "Ás Ermidas ven moita xente antes dos cultos e tamén temos moitas chamadas de axencias de viaxes", comentó. Los 500 visitantes guiados por José Vega en el citado periodo de cuatro meses son muchos menos que los que dirigió a lo largo de 2019. El año pasado fueron más de 20.000 las personas que recibió en el santuario dedicado a la Virxe das Ermidas, patrona de las parroquias gallegas de la Diócesis de Astorga. En las últimas semanas y con la excepción de alguna visita madrileña, la gran mayoría de las visitas procede de otras comarcas de Galicia, cuando otros años llegaban desde muy distintos lugares de España y el extranjero. Las restricciones y la adopción de medidas preventivas obligó a descartar la gran mayoría de las peticiones, un número de solicitudes que demuestra que el interés por As Ermidas sigue vivo. Estas precauciones hicieron que solo se permitiese a un autobús de Vigo desplazarse hasta el lugar, todos los demás fueron desestimados para evitar cualquier riesgo. Las medidas preventivas llevaron a cerrar el templo durante la práctica totalidad de la semana, abriendo solo domingos y festivos religiosos para el rezo del rosario (12,30 horas) y la misa (13,00 h). El altruista guía se ocupa de las visitas antes del inicio de los rezos, pero tampoco realiza el recorrido que realizaba antes de la pandemia. Salvo cuando atiende a grupos reducidos, los visitantes deben conformarse con la contemplación de la fachada del templo y de una parte del interior, no pudiendo pasar del altar mayor, conocer la sacristía o subir al camerín. Esta circunstancia no afecta al interés de los visitantes, que encuentran los mayores atractivos en la fachada, la historia que describe José Vega, las pinturas del techo, el pequeño galeón que cuelga sobre los fieles, el retablo y los dos cuadros del altar mayor. En estos tiempos de crisis sanitaria, las medidas preventivas son obligadas, como demuestran las cintas colocadas sobre los bancos para reducir el aforo. El atrio del templo recupera las ventanas abiertas en el XVIII Los visitantes que estos días se acercan hasta el santuario de Nosa Señora das Ermidas pueden comprobar la marcha de los trabajos de consolidación del soportal-lonja, que ya devolvieron a la construcción su imagen original. Las siete ventanas que contemplaba el proyecto original del cura-administrador Domingo José Rodríguez Blanco, datado en el siglo XVIII, fueron recuperadas, siendo retirados los sillares de piedra que habían sido empleados para sellar los huecos, que serán cerrados y acristalados. Los trabajos también prevén reparar las diferentes patologías detectadas en los elementos constructivos, eliminándose la estanqueidad de la cubierta de pizarra, así como los problemas detectados en la estructura de madera que la sujeta. Otros trabajos a realizar prevén mejorar las condiciones de estabilidad de las columnas de granito que la sujetan. Los trabajos fueron financiados por la Xunta, que asumió los 80.000 euros presupuestados para su ejecución, elevando hasta más de 300.000 los invertidos en el santuario esta década.